Todo te ofrezco, Señor,
Sí, todo te ofrezco, Señor,
todo cuanto hay en mí:
las alegrías de mi alma,
las agonías sin fin.
Todo te ofrezco, Señor:
mis trabajos, mis pesares,
las notas de los cantares
que contínuamente elevo a Tí.
Todo cuanto hay en mí,
todo te ofrezco Señor,
para que sea de mí
lo que te plazca, mi Dios.
Toda entera y sin reserva,
haz que me llegue a subir,
para estar contigo siempre,
aunque me cueste “morir”.
María Felicia de Jesús Sacramentado – “Chiquitunga”
Carmelita descalza y próximamente Beata