¡La bondad de tu amor quiero cantar!
Sí mi Jesús, la bondad de tu amor quiero cantar,
en el abrazo hacia quien sufre,
en el entrelazar de aquellas manos heladas,
en el beso tibio hacia los que amo,
en el silencio comprensivo hacia quien me ofende,
en la verdad que digo para traer tu luz a quien se encuentra ciego,
en el favor que hago para aliviar las fatigas del cansado,
en la plegaria que elevo para que alcances tu gracia al afligido,
en las palabras que pronuncio en tu nombre para el desesperanzado,
en el consuelo de la certeza de la vida eterna que predico para quien perdió a su ser querido,
en el obsequio de mi sonrisa para el que tuvo un mal día,
en mi predisposición de escuchar al que necesita ser oido,
en el regalo de la naturaleza que le hago a mi prójimo,
en el compartir de ese mate dulce o amargo,
en las lágrimas cómplices de los dolores de mis hermanos,
en el te extraño que digo para romper el orgullo,
en el perdón que pronuncio para sanidad de aquel que lastimé,
en las disculpas aceptadas del que necesita ser misericordiado,
en la llamada que les hago a quienes tengo un poco olvidados,
en la paciencia que con sacrificio intento tener con el que no soporto,
en la mirada que dirijo hacia los que no son vistos,
en la voz que elevo para defensa de los inocentes,
en el corregir fraterno de quien cometió algún error,
en la visita que le hago a algún enfermo,
en la ofrenda de mis penas por la cruz de los que sufren,
en la comida que proporciono al que tiene el estómago vacío,
en el abrigo que me saco para dar calor al pobre,
en el comunicar la vida en medio de tanta muerte,
en el cuidado que tengo para con el mundo que me regalaste,
en el canto que elevo en nombre de tu amor,
en el sacrificio de mi estudio para servirte en los demás,
en el agradecimiento que doy a los que me apoyan siempre,
en toda, ¡absolutamente toda mi vida Señor, voy a cantar la bondad de tu amor!.
De nuestra redacción:
Verónica Noelia Viltri.