Niña con el mundo en el alma.Sutil, discreta, oyente,capaz de correr riesgos.Chiquilla de la espera, que afronta la batalla y vence al miedo.Señora del Magníficat,que canta la grandezavelada en lo pequeño.Y ya muy pronto, Madre.Hogar de las primeras enseñanzas,discípula del hijo hecho Maestro.Valiente en la tormenta,con él crucificadaabriéndote al Misterio.Refugio de los pobresque muestran, indefensos,su desconsuelocuando duele la vida,cuando falta el sustento.Aún hoy sigues hablando, atravesando el tiempomostrándonos la sendaque torna cada ‘Hágase’en un nuevo comienzo.
(José María R. Olaizola, SJ)