Evangelio según San Marcos 11,11-26

jueves, 31 de mayo de

Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; y después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania. Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos.

Dirigiéndose a la higuera, le dijo: “Que nadie más coma de tus frutos”. Y sus discípulos lo oyeron. Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo.

Y les enseñaba: “¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”. Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza. Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad. A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz.

Pedro, acordándose, dijo a Jesús: “Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado”.

Jesús le respondió: “Tengan fe en Dios. Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: ‘Retírate de ahí y arrójate al mar’, sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá. Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas”. Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes.

 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 


P. Charly Olivero sacerdote de la Parroquia Ntra Sra de Caacupé de la Villa 21, Barracas, Buenos Aires

 

 

 

 

Muchas veces, este texto que acabamos de compartir, este evangelio, me reconcilia con el mal humor.

 

¡Porque no sabemos qué le pasa a Jesús! De repente se levanta, maldice a una higuera porque no dio fruto, la higuera está fuera de tiempo, no es el tiempo de los higos, la maldice, la seca. Después llega, en el mismo camino, llega al templo, al templo que estaba como todos los días antes y de repente empieza a echar:

– A los cambistas, ¡que estaban todos los días ahí!
– A los que venden palomas.
– Hace un látigo de trenzas.

 

Jesús está como (…) “como que se hubiera levantado con el pie izquierdo” Y a mi me reconcilia y muchas veces, le recomiendo mirar este texto, a alguien que quiere y que no puede, no, como “domar” …como esos días que uno está con la luna (no?)

 

Sin embargo, el texto tiene como un mensaje, que es profético, Jesús quiere atras de esto hay una enseñanza, no solamente como aceptar nuestra fragilidad, sino, hay un mensaje profético.

 

Recorramos un poquitito, como….los distintos elementos que parece que no tienen un hilo conductor, miremos lo un poquito, que, me parece hay un mensaje que es muy lindo, lo que podemos encontrar aca.

 

Jesús llega a la higuera, la higuera no tiene frutos, no era la época, después llega al templo y lo encuentra lleno “como de mugre”, ve que se armó como un negocio, una cueva de ladrones, estan todos negociando en la casa de Dios.Después, al día siguiente, ven que la higuera está seca, y Jesús aprovecha para enseñarles a los discípulos sobre la oración y sobre el perdón.Yo encuentro una imagen, de afuera, no de este texto, sino otra imagen del evangelio, que me permite hilvanar estos elementos que parece “como desarticulados”.Es la de la vid y los sarmientos.

 

Cuando los sarmientos están unidos a la vid, dan fruto, bueno aca nos está hablando de una planta que no da frutos, evidentemente esa planta está haciendo referencia al pueblo de Israel, a lo que va a pasar después, lo que va a ver Jesús en el templo, como un pueblo que no está dando los frutos de Dios.

 

La oración y el perdón son 2 modos de estar conectados a Dios y a los demás. Incluso el perdón, dice, si vos perdonas a los demás, Dios te perdona.
De alguna manera, Dios es garante a nuestras relaciones.

Si abandonamos nosotros la oración, entonces, si no podemos superar las dificultades que nos causan las fragilidades de los demás, entonces nuestra vid se va enfermando, se seca, no da frutos:

 

-Vieron, las plantas muchas veces se llenan de bichos, de plagas, bueno, lo que encuentra Jesús entonces en el templo, es una Iglesia que está enferma por la búsqueda del dinero, porque ya no está buscando genuinamente a Dios.

Evidentemente es una sociedad, la de la época de Jesús que, anda flojita en su misericordia. No es una sociedad que este perdonando.Es una sociedad que está un poquito sobre la ley, está “muy mirando constantemente que debe ser”, es el problema que tiene constantemente con los fariseos, lo que debe ser y no puede ver la fragilidad, no puede ver a los demás con misericordia. Por eso la oración también del pueblo es una oración también que esta como, un poquito desorientada.

 

La conclusión, para mi, de este evangelio es que a través de la oración y del perdón, nosotros conservamos la salud espiritual. Porque en esas conexiones, que son las conexiones de los sarmientos con la vid: “Nos llega la sabia”, “nos llega la vida de Dios”.

 

Como pueblo nos pasa lo mismo, cuando un pueblo no tiene misericordia, cuando un pueblo se para demasiado en lo que debería ser , sin poder comprender la fragilidad termina enredándose en los laberintos del dinero, bueno, en el extravío fuera de Dios.

 

La acción de Jesús es una acción profética que nos invita a nosotros, a mirar un poquito como estamos mirando a los demás, también como estamos como pueblo y nos invita como a realizar nuestra conexión con Dios.

 

Que el Señor te bendiga y te acompañe en este día y bueno, que Él nos enseñe a cumplir su evangelio.

 

Oleada Joven