Guía para Adoración al Santísimo Sacramento

martes, 5 de junio de
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La adoración requiere disponibilidad a la acción del Señor, presente en este Sacramento. Un encuentro, tan importante, no se improvisa, se prepara… Luego, lo vamos desarrollando, con la apertura de que, si él, nos mueve a otra cosa, iremos donde él quiera.

 

Esta guía es como un mapa… Según lo que encuentres en el camino, podrás detenerte ahí… seguir adelante… o desviarte por otro lado… Tiene una finalidad: que no vayas a la Adoración sin saber qué hacer , ni cómo hacerlo.

 

Podés utilizarla toda o una parte. Desde el inicio o, si llegado un momento, te encontras como “perdido”. Te recomendamos, leerla entera antes de empezar y, luego, si te sirve valerte de ella por partes, distribuyendo el tiempo.

 

 

Te invitamos a comenzar poniéndote en presencia del Señor, con esta oración. Hacela despacio renovando tu fe en cada palabra:

 

¡Bendito y alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar!

Tú lo prometiste: estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo, 

y lo has cumplido haciéndote Pan de Vida. Jesús, creo firmemente que estás

presente en este Sacramento. Por eso vengo a adorarte y reconocerte como

Señor de mi vida; pongo todo mi ser en tus manos, para que lo sanes, lo nutras,

lo bendigas y lo colmes con la fuerza de tu amor. 

Dame la gracia de encontrarme contigo y colma mi corazón con tu misericordia. 

Amén

Quedate unos instantes hablándole de tu alegría por poder gozar de su presencia en estos momentos.

 

Nos enseña San Agustín que la oración es un diálogo: Cuando lees Él te habla a tí, cuando oras, tú le hablas a Él. Abramos el oído para escuchar sus palabras:

 

CREAN EN DIOS Y CREAN TAMBIÉN EN MÍ/. EN LA CASA DE MI PADRE HAY MUCHAS HABITACIONES/; SI NO FUERA ASÍ SE LOS HABRÍA DICHO A USTEDES/. YO VOY A PREPARARLES UN LUGAR/. Y CUANDO HAYA IDO Y LES HAYA PREPARADO UN LUGAR/, VOLVERÉ OTRA VEZ Y LOS LLEVARÉ CONMIGO/, A FIN DE QUE DONDE YO ESTÉ, ESTÉN TAMBIÉN USTEDES/. YA CONOCEN EL CAMINO DEL LUGAR A DONDE VOY/. YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA/, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ/. (Jn 14,1-6)

 

Volvé sobre el texto, tomando una frase breve (puede ser cualquiera de las que están entre / / ). Repetila de memoria varias veces, al ritmo de la respiración, con la mirada fija en la Eucaristía. Desde allí te habla el Señor. Te ayudamos, por ejemplo, elegís…

Crean en Dios y crean también en mí.

La repetís inspirando con lo subrayado  , expirando con el resto. Si tenés el rosario, te puede ir ayudando pasar las cuentas. Acordate que como la Virgen María, estamos guardando sus palabras en el corazón. 

 

Una vez que hayas interiorizado sus palabras, llega el momento de responderle con las tuyas. Siguiente el modelo de la oración cristiana, te recomendamos hacerlo en seis pasos. Dedicale a cada uno el tiempo que se merezca:

 

  1.  Alabanza:  Lo alabamos por lo que Él es… “Te alabo porque eres Dios… el Hijo del Padre Eterno… Te alabo porque eres el camino, la verdad, la vida... ” (Continuá añadiendo vos)
  2. Acción de Gracias:  Le damos gracias por lo que hace… “Gracias por darme la fe… Gracias por quedarte entre nosotros… Gracias por…” (Continuar)
  3. Descarga:  Con sencillez hablale de la fe en el medio que te movés, los testimonios y los desafíos… “Ya vez, Jesús...” (Continuar)
  4. Súplica:  Le suplicamos misericordia por lo que no hemos hecho… “Perdón por mis faltas de fe cuando… Perdón…” (Continuar)
  5. Petición:  Acudimos en su ayuda para cambiar lo que debamos cambiar o para seguir creciendo… “Ayudame a tener fe cuando… Ayudame…” (Continuar)
  6. Ofrecimiento:  Es el momento donde le expresamos nuestra colaboración y disponibilidad… “Aquí estoy, Señor, a ser testigo de la fe… Te ofrezco…” (Continuar)

 

Los santos -maestros de la oración- nos han enseñado que es muy importante un momento de contemplación amorosa. ¿En qué consiste? 

Poné la mirada fija en Él y, ya que no podés hacer la comunión sacramental, hacé la comunión espiritual. Jesús desea venir a tu corazón, es importante que vos lo desees, también con el mayor amor, podrías decirle algo así:

 

Mi corazón es tu pesebre, mi alma te desea. Tú lo sabes todo, sabes que te amo. ¡Vén Señor Jesús!

 

Y como hacen los enamorados, recostá tu corazón en Él, cerrando los ojos, con las manos en el pecho, sintiendo su presencia en lo más íntimo de tu alma. Adoralo en silencio gozando de su presencia. Por la acción del Espíritu Santo, en estos momentos, tu cuerpo es templo y, tu corazón, sagrario vivo. Si lo deseas y brota de tu alma, interiormente podés hacerle un canto.

 

Así como un hijo se alegra alver el cariño que sus hermanos sienten por su madre, Jesús, se alegra cuando le regalamos este tesoro de gracia a la Santísima Virgen MAría. Cerramos esta adoración, poniéndola y poniéndonos ensus manos.

 

Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.
A Ti celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día,
alma vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

 

¡BENDITO Y ALABADO SEA JESÚS, EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR!

 

 

 

 

Cartilla producida por “Catedral Nuestra Señora de Loreto”

 

Federico Amad