Señor, hoy me encuentro nuevamente con tu invitación.
Me llamás a volver, a reenfocar la mirada donde en verdad importa:
en Vos y en mis hermanos.
Gracias por mostrarme cuán importante es que mi corazón esté centrado.
El ritmo de la vida, las preocupaciones,
las ambiciones y las cosas, me distraen.
Caigo en la cuenta que cada vez más seguido te digo
“no tengo tiempo”, “hoy no va a poder ser nuestro encuentro”,
“ya otro día me podré sentar a rezar mejor”, etc etc etc.
Hoy es el día para volver a enfocar.
Que todos los dones que recibo de Vos
pueda ponerlos al servicio de los demás.
Si pongo la mirada en Vos, todo el resto
se acomoda y ocupa su justo lugar.
“Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón”.