Soy manso y humilde de corazón

jueves, 19 de julio de
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A muchos de nosotros nos puede parecer un insulto cargar el yugo. De hecho, muchas veces se hace referencia a esta expresión cuando hay esclavitud, cuando se impone el sometimiento y cuando se doblegan las voluntades.

Pero en la expresión de Jesús: “Carguen mi yugo”, se nota una expresión de libertad para escoger esta parte del seguimiento de Jesús. En otros casos el yugo de la esclavitud es algo cruel e insidioso que se nos impone contra nuestra voluntad, nuestros deseos e inteligencia. La propuesta de Jesús aquí es abierta y franca y parece decirnos: “Primeramente observen quién soy yo, consideren mi corazón, entiendan mi origen en el Padre y mi misión en medio de ustedes para revelar su amor y su bondad, y sólo entonces decidan por ustedes mismos ser o no ser mis compañeros y amigos íntimos, mis colaboradores”.

¿Qué descubrimos en el corazón de Jesús? ¿Qué nos ofrece? En un mundo que nos propone mil formas de felicidad, en un ambiente que descubrimos que en el corazón se va quedando lo contrario: inseguridad, insatisfacción, ruina y corrupción… ¿Qué esperamos de Jesús? Sus palabras resuenan como esperanza, como fuente de agua limpia y cristalina, como ilusión que puede despertar nuestros adormilados sueños de felicidad. Invita a que dejemos las cargas en su corazón. Y vaya que tiene un corazón grande y espacioso para cargar nuestras cargas más pesadas. ¿Cuáles son tus cargas? ¿Te has hastiado de placeres? ¿Te llenan de desilusión tus fracasos? Jesús te ofrece que los toma entre sus manos, es más que los pone en su corazón.

Contempla todos los graves problemas que tienes, todos los dolores y caídas… ponlos confiado en el corazón amoroso de Jesús. ¿Cómo se ven ahí? ¿Cambia el sentido al contemplarlos con los ojos y el amor de Jesús? Claro que sí. Ahora escucha que te invita a cargar su yugo porque es suave, pero sobre todo porque Él es manso y humilde de corazón y en Él encontrarás descanso. Tomar un yugo con alegría… Cuando un dolor o una pena se asumen con amor, tienen el sentido y la alegría en su interior. Cuando seguimos a Jesús, a pesar de los problemas y de los dolores, encontramos una alegría que nos inunda el corazón y nos alegra el alma.

Escucha este día a Jesús que te invita: “Toma mi yugo y aprende de mí y encontrarás descanso”

Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato (México)