Evangelio según San Mateo Mateo 13:18-23

jueves, 26 de julio de

Ustedes, pues, escuchen la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. 

 

El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. 

 

Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.»

 

 

 

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 

 

 


P. Charly Olivero sacerdote de la Parroquia Ntra Sra de Caacupé de la Villa 21, Barracas, Buenos Aires

 

 

 

El evangelio de hoy nos invita a mirar como nos estamos vinculando con la Palabra de Dios. En primer lugar nos preguntamos:¿dónde encontramos la Palabra de Dios? La Palabra de Dios va a estar en la Biblia. La vamos a encontrar también en la tradición: en aquellas enseñanzas que nos fueron dejando nuestros padres, nuestros abuelos y que fueron también de alguna marcandonos la conciencia. Y también en el Magisterio de la Iglesia, en la enseñanza del Papa -en la enseñanza de la Iglesia.

 

Entonces, dice, el primer tipo de hombres que caracteriza es: “el que no comprende la Palabra”Como si la tragara sin masticar.Como si la palabra no termina de largar su jugo, sus nutrientes. Dice que, el maligno roba esa palabra, como las aves al borde del camino, se roban esa palabra.Es una palabra que no termina como de “impregnar el alma” porque uno no termino de entender qué es lo que está diciendo.

Para entender la palabra hay que darle tiempo, hay que mirarla, hay que meditarla, hay que darle la vuelta por un lado, por el otro, ¡como que rumiarla!

 

El segundo tipo de hombre, de mujer es: “El inconstante, el que tiene como pocas raíces”: “Si le interesa, le gusta la Palabra, se acerca, trata de entender un poquito” pero bueno, lo hace un día sí, otro día no. Es un inconstante, no permanece demasiado en esa búsqueda y por eso dice, esta persona, cuando vienen las dificultades, habitualmente se termina corriendo, porque no se arraigo del todo, porque tampoco le dio consistencia a su relación con la Palabra.

 

El tercer tipo de hombre, es el que …bueno: “recibe la Palabra, la entiende” pero no termina de tomar las decisiones que hacen falta para que la Palabra no conviva con otros modos de pensar.

Entonces sí: hay criterios del evangelio que van creciendo en el corazón, cosas lindas, pero a la vez, todas las expectativas del mundo:“El qué dirán” y “la imagen” y a veces, algunas cuestiones más de vanidad –>bueno, cuando van creciendo a la par, el mundo la termina ahogando esta palabra.

 

Por eso Jesús nos invita a ser tierra fértil. A esforzarnos por entender la Palabra, meditarla, escucharla también ser constantes en esto. Permanecer en esa palabra, en esa búsqueda y elegir también lo que la Palabra nos va señalando. Entonces sí, esta tierra fértil, va a dar frutos.

 

La plenitud del ser humano, del hombre, de la mujer, la felicidad, la alegría, nace de este vínculo con DIos, porque Dios fecunda el alma con su plenitud.

 

Hoy nosotros le queremos pedir a Dios que nos ayude: Porque a veces nos cuesta. Porque nos cuesta encontrar los tiempos para rezar. Porque nos cuesta comprender.

 

¡BUENO! que Él nos ayude a poder COMPRENDER SU MENSAJE, porque en última instancia es una gracia. Que el Señor te bendiga y te de la gracia de encontrarlo. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Oleada Joven