Oh Seńor!, yo creo y profeso que Tú eres el Cristo Verdadero,
el Hijo de Dios vivo que vino a este mundo
para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Acéptame como participante de tu Cena Mística, oh Hijo de Dios!
No revelaré tu Misterio a tus enemigos,
ni te daré un beso como lo hizo Judas,
sino que como el buen ladrón te reconozco.
Recuérdame, Oh Seńor!, cuando llegues a tu Reino.
Recuérdame, oh Maestro!, cuando llegues a tu Reino.
Recuérdame, oh Santo!, cuando llegues a tu Reino.
Que mi participación en tus Santos Misterios,
oh Seńor! no sea para mi juicio o condenación,
sino para sanar mi alma y mi cuerpo.
Oh Seńor!, yo también creo y profeso que lo que
estoy a punto de recibir es verdaderamente
tu Preciosísimo Cuerpo y tu Sangre Vivificante,
los cuales ruego me hagas digno de recibir,
para la remisión de todos mis pecados y la vida eterna.
Oh Dios!, se misericordioso conmigo, pecador. Oh Dios!, límpiame de mis pecados y ten misericordia de mí. Oh Dios!, perdóname, porque he pecado incontables veces.
San Juan Crisóstomo