El mejor remedio en este mundo de caos es soltar, entregar todo en Sus manos.
Entregar cada acción, cada palabra, cada momento.
Entregar sin saber que pasará. Sólo teniendo la certeza que nada malo puede venir si lo hacemos.
Entregar calma el alma y tranquiliza el corazón.
Entregar no como última alternativa, sino como única opción. Entregar por el simple hecho, que con Él, todo esta bien, todo sana.
Entregar nos alivia y nos llena de Él.