Evangelio según San Juan 2,13-22

miércoles, 7 de noviembre de

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.

 

Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”.

 

Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.

 

Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”.

 

Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”.

 

Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”.

 

Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.

 

 

Palabra de Dios

 

 


P. Javier Soteras sacerdote, director de Radio María Argentina

 

 

 

Jesús aparece en el templo expulsando a los cambistas, a los que comercian en el templo, a los mercaderes, a los que se aprovechan de la debilidad de las personas para negociar con su fragilidad . Cuánto dice el evangelio de hoy al mercado, a la sociedad del mercado, al mercado voráz, a ese que Francisco tantas veces lo denuncia en su perversidad, a ese que hace del dinero a Dios y que nos invita a rendirle pleitesía con una actitud de consumo y con un templo nuevo :el comercio. Así Jesús aparece con un gesto que sorprende porque se muestra en toda su cólera. Cómo ? si es el Dios de la Paz .Cómo es que parece con un látigo expulsando vendedores y cambistas? Es el verdadero Jesús ? No será que está endemoniado como dicen algunos al verlo actuar así salido de sus cauces como piensan otros ? No. Es la agresividad propia de quién sabe que los obstáculos que ponen por delante en la casa de su Padre impiden que el pueblo pueda reunirse dignamente en su pobreza y en su necesidad a la luz de aquel que en su infinita misericordia viene a devolverles dignidad. Jesús no es violento. Jesús es agresivo. Una cosa es la violencia que atenta contra la posibilidad de la sana convivencia otra cosa es la agresividad que forma parte la virtud de la fortaleza y que junto a la magnanimidad permiten que las personas seamos fuertes con capacidad de resistir y con capacidad de avanzar . La agresividad se muestra en los dos sentidos: cuando resistimos los embates que recibimos de afuera injustamente y cuando avanzamos por encima de los obstáculos que se nos presentan para ir al objetivo al que tenemos que ir para vivir dignamente.

Cuánto se necesita de estas condiciones de la virtud de la fortaleza: magnanimidad, la capacidad de soñar a lo grande, la capacidad de resistir para alcanzar nuestros sueños y la capacidad de ser agresivos para superar los obstáculos que nos hacen ir hasta donde Dios nos quiere llevar. Jesús tiene en su corazón el sueño del Padre : es que en la casa de ÉL se reúnan sus hijos y especialmente los más pobres. Por eso va a buscar entre las mujeres los niños los leprosos los lisiados los ciegos los que no cuentan para la sociedad, para desde ese lugar nuevo en la periferia existencial acercarlos a la casa del Padre. La casa de mi Padre es un lugar de oración, no es para hacer mercancía con la pobreza de la gente sino para honrar desde la debilidad de los pobres al Padre de los cielos que a ellos les tiene reservado la revelación de los secretos para la construcción de un mundo nuevo.” Yo te alabo, Señor del cielo y la tierra, porque has ocultado estas cosas a los poderosos, a los fuertes y se las has revelado a los pequeños”. Los pequeños son los que tienen impedido el acceso a la casa del Padre. Jesús, que sabe que el reino de los cielos se construye desde la fragilidad y la debilidad, quita del medio los obstáculos que se presentan para que los pequeños puedan acercarse a la casa del Padre.

Te pido que pienses y que te hagas presente dentro de tu corazón a este Jesús fuerte, a este Jesús agresivo, a este Jesús que en su agresividad y no en su violencia , va más allá de lo esperado. El amor es el que mueve el corazón de Jesús también estos términos. El amor es el que nos permite ir más allá de lo esperado. El que supera las razones de los correctamente político o lo políticamente correcto. Jesús es incorrecto políticamente y va más allá de lo esperado porque la fuerza del amor es la que lo pone en situación de defender y de ir por la causa del Padre: los pequeños los débiles los que más sufren.

 

Oleada Joven