Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”.
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”.
Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Palabra de Dios
P. Raúl Gómez sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza
Nos encontramos en torno a la Palabra del Señor en este día. El evangelio nos presenta esta escena bíblica donde aparece Jesús entrando a Jericó y se encuentra con Zaqueo, jefe de los Publicanos. Este hombre quería ver a Jesús, tenía deseos del Señor que lo movilizaron desde antes para acercarse a ver a Jesús. Como era de baja estatura, decidió subir a un sicomoro.
Es decir que tenía de todo pero le faltaba lo escencial para poder mirar al Señor a los ojos. Pero supera su propio límite, que es la altura. Nosotros también estamos llamados a superar los nuestros, para poder contemplar a Jesús, escuchar su voz y hacer su voluntad.
Dice el texto que cuando Zaqueo está en el árbol, Jesús mira hacia arriba y le dijo: Baja pronto porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Entonces Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. ¡Qué hermoso poder escuchar decir a Jesús esas palabras! Sabemos que la casa de la que habla es nuestro corazón. Allí Él quiere alojarse, reinar.
Zaqueo, ante este encuentro, dice: Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres Y, si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más. A lo que Jesús responde: Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que este hombre es también un Hijo de Abraham. Porque el Hijo del hombre vino a salvar lo que estaba perdido. Esa es la misión del Señor: ser el Salvador de todos. Él vino a salvarnos y quiere que seamos reflejo de ello para acercar a muchos a Su mirada.
Pidamos al Señor que en este día nos acompañe y conceda todo lo que necesitamos; que superemos los límites que no alejan de la mirada de Jesús. Que tengan una bendecida semana.