“Mi vida era normal, común y corriente. Jugaba al rugby, tenía novia (…) hacia lo que me gustaba. Llegó un momento en el que me sentí como vacío. Tenía todo, una familia preciosa, un grupo de amigos lindísimos, salíamos campeones (…). Algo me faltaba. Así empezó una búsqueda interior en donde un año terminé tomándomelo como “sabático” (dirían mis viejos) ; en realidad me fui como misionero al medio del campo acá en Uruguay, a una obra en donde vivían gente sencilla del campo. En esa distancia que tomé de mis amigos, de mi familia, de la que era mi novia, del rugby fue que me encontré un poco desprovisto de todo aquello que para mi era todo pero me encontré con un gran amigo que es Jesús y que sin duda me cambió la vida”
Esta es la historia de Juan Andrés Verde, más conocido como el Gordo Verde. Tras su profunda búsqueda de “algo más”, ingresó al Seminario. Esta semana cumplió 1 año de cura y con emoción compartió su experiencia: “Después de un año puedo decir sin pelos en la lengua que es el regalo personal más grande que he recibido en mi vida! Porque lo salado de esto es que no se entiende; si no se vive entregándolo y compartiéndolo con los demás…”