Evangelio según San Lucas 1,26-38

viernes, 7 de diciembre de
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El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

 

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

 

Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.

 

María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?”.

 

El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”.

 

María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”. Y el Ángel se alejó.

 

Palabra de Dios

 


 

Padre Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

¡Feliz día de la Inmaculada Concepción! Hoy es un día de fiesta en donde cómo discípulos y misiones de Jesús, queremos mirar a nuestra madre María, la madre de Jesús que camina con nosotros. Ella que es lo perfecta discípula de Cristo.

 

En esta misión de ser la madre de Jesús y ser espejo de la Iglesia, Dios le concede el don de cuidarla de toda mancha de pecado. En orden de su maternidad y a su misión , Dios le concede el don de “Corazón Inmaculado”.

 

Esto es lo que centramos hoy, el don de Dios a María en orden a la misión que ella tiene en el plan de Salvación, de ser la madre de Jesús. Nos alegramos con la Virgen madre que nos acompaña y la ponemos a ella como un modelo perfecto de seguimiento de Jesús. Pedimos su maternal intersección. 

 

Oleada Joven