Evangelio según San Mateo 1,1-17

viernes, 14 de diciembre de
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Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.

 

Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.

 

Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.

 

Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.

 

Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.

 


Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.

 

Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.

 

Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

 

El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

 

Palabra de Dios

 


P. Héctor Lordi sacerdote de la orden de San Benito

 

Mateo empieza su evangelio con el árbol genealógico de Jesús. El Mesías esperado, el Hijo de Dios, se ha encarnado en la historia humana, está arraigado en un pueblo concreto, que es el de Israel. No es como un extraterrestre o un ángel que baja del cielo. Pertenece a la familia humana.

 

Los nombres de esta genealogía no son una letanía de santos. Hay personas famosas y otras desconocidas. Hombres y mujeres que tienen una vida intachable, y otras que son un tiro al aire. Incluso aparece el nombre de alguna prostituta. Aparece una lista de reyes que fueron asesinos. Son pocos que se distinguen por sus valores humanos y religiosos. Hasta llegar a los dos últimos nombres, José y María. Ellos sí, fueron intachables. Fueron dos grandes santos. José el justo, y María la inmaculada.

 

Entre los ascendientes de Jesús hay pecadores y santos. Es una historia de luces y sombras. Aparece bien claro que él cuenta con todos, que va construyendo la historia de la salvación a partir de personas concretas. Jesús se ha hecho solidario de nuestra humanidad concreta, débil y pecadora, no es una humanidad ideal y angélica. Jesús es santo, pero se muestra solidario con los pecadores, y los trata con respeto, dignidad y delicadeza.

 

Dentro de unos días vamos a celebrar la Navidad personas pecadoras como somos todos. Todos somos pecadores. Dios nos quiere conceder su gracia a todos. A partir de nuestra situación, sea cual sea, Dios quiere llenarnos de su amor. Es una enseñanza para que también nosotros miremos a las personas con ojos nuevos. Sin menospreciar a nadie. Dios vino por todos y a todos quiere salvar. La Iglesia nos puede parecer débil, la sociedad corrompida, y algunas personas indeseables. Pero Jesús viene precisamente para todos. Viene a curar a los enfermos, no a felicitar a los sanos. Viene a salvar a los pecadores, y no a canonizar a los buenos. Y todos somos enfermos y pecadores. Esto para todos debe ser motivo de confianza y esperanza.

 

La salvación es para todos. Dios eligió a personas débiles y pecadoras, como somos todos. Jesús no renegó de su árbol genealógico al haber personas, podemos decir, “poco prolijas”. Presentémonos ante Dios como somos, sin caretas, con todas nuestras debilidades y miserias, El a todos nos quiere salvar.

 

 

 

 

Oleada Joven