Encontré la verdadera felicidad, la que no tiene precio

martes, 18 de diciembre de
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Aún no puedo creer que esté de regreso en mi querido país, escribiéndoles la última carta y al hacer memoria de todas las maravillas que Dios hizo en mi vida durante estos últimos 20 meses, como María ¡mi alma canta de gozo!

 

Solamente quiero expresarles mi infinito agradecimiento por haberme acompañado durante todo este tiempo con su oración, su aporte económico, sus mensajes de aliento o simplemente su tiempo para leer mis largas cartas, donde intentaba compartir con ustedes  un poco de lo que estaba viviendo. Quiero que sepan lo importante que ha sido para mí saber que ustedes  estaban del otro lado, su generosidad me movía a darme más, a no guardar nada para mí y he descubierto que afortunada soy de poder darme, he encontrado la verdadera felicidad, la que no tiene precio.

 

En India aprendí a poner el corazón en aquellos bienes que tienen valor de eternidad. ¡Qué gran tesoro he descubierto! Ha valido la pena cada minuto de vida entregada, compartida, inundada de amor…

 

 

Paula en misión en India

 

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