Evangelio según San Lucas 1,39-45

jueves, 20 de diciembre de

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

 

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

 

Palabra de Dios

 

 


P. Javier Soteras Director de Radio María Argentina

 

En el evangelio de hoy, el texto habla de María, que sale con premura, rápidamente a la casa de su prima Santa Isabel. Va para anunciarle la alegría del evangelio, la buena noticia que está en su corazón y en su vientre. Va a compartir la buena noticia que, en medio de su vejez y esterilidad, Isabel es madre, Zacarías es padre.

 

 

El evangelio de Jesucristo que convoca y reúne para generar está experiencia interior única, de paz, de gozo y de alegría.

 

 

Sorpresa, es la la palabra común que indentifican la experiencia de Isabel, Zacarías y María, también en el tiempo será la de José. Dios, que los elige para preparar el camino en caso de la familia de Isabel a la llegada del camino. Jesús se encarna en el seno de María y en el corazón de ella igual que en el de José, como padre adoptivo.

 

 

Sorpresa, alegría y gozo: Son los valores que están en juego entorno a este evangelio, este evangelio icono de la Iglesia que el papa Francisco nos invita a vivir en este tiempo. Una iglesia que se tiene que animar a dejarse primerear por Dios, quiere decir dejarse sorprender por Dios.

 

 

Una iglesia que sea capaz de gozarse en el modo como Dios la saca, de la lógica a la que pertenece el evangelio, de la que ellos viven, que supera toda posibilidad de comprender sino solamente de decir Amén, que así sea y caminar.

 

 

La novedad está en el camino a recorrer, son tiempos difíciles los que estamos viviendo como para detenernos, cómo decimos: “El que para y el que se detiene , le comen los piojos”. Quiere decir, no hay tiempo para andar enredándose todos los días porque no nos va a ir bien.

 

 

No se hace tan fácil y tan sencillo caminar, pero es tiempo de caminar y estos cuatro personajes y la presencia de Dios en medio de ellos nos invitan a eso, justamente a no demorarnos y a salir al estilo del Papa Francisco, sorprendidos por Dios.

 

Oleada Joven