Evangelio segun San Mateo 7, 21-29

miércoles, 22 de junio de
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Jesús dijo a sus discípulos: No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre?, ¿No expulsamos demonios e hicimos, muchos milagros en tu Nombre? Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mi, ustedes, los que hacen el mal.". Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó porque estaba construida sobre la roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande. Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque Él les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.


Palabra de Dios


 

P. Luís Cruz    Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Santiago del Estero


El Evangelio de hoy empieza reflexionando: no son los que me dicen Señor, Señor los que entraran en el Reino de los Cielos sino los que cumplen la Voluntad de mi Padre que esta en el cielo. ¿Qué significa esto?

Muchas veces, de decir muchas cosas y de invocarlos siempre a Dios, pero mi vida va por otra parte, mi fe va por un camino y mi vida, mi experiencia, mis opciones van por otra cosa distinta. Yo creo que no, no se puede hacer eso. Decir "Señor, Señor" implica también un compromiso existencial, un compromiso con mi ser, la fe tiene que ensamblarse con mi vida para que entonces uno pueda demostrar, no solo en la Iglesia, donde uno va eleva una oración y comparte la Eucaristía, sino también en nuestro trabajo, en mi lugar de recreación, en el lugar que esté, demostrando esa fe en la cual yo estoy totalmente convencido de que es un modelo, que s una filosofía de vida, es una respuesta frente a la propuesta de Dios.

Lo que dice el Evangelio, aquí un ejemplo muy claro, el tema de construir nuestra casa en piedra firme, roca firme, para que así también puedan venir las lluvias, puedan soplar los vientos, sacudir la casa, pero esta no se va a derrumbar, sino que va a permanecer, va a seguir firme, porque la presencia de Dios, es la que da firmeza esa base ese cimiento, y si nosotros construimos nuestra vida, nuestra casa, en la propuesta de Dios y si nosotros respondemos con fe a esa propuesta de Dios, entonces nada podrá derrumbar la casa que esta edificada sobre la base, el cimiento que es Jesús. Otro ejemplo, cuando construye la casa sobre arena, cualquier cosa construye la casa, cuando no está la fe firme, cuando decimos algo y hacemos otra cosa, que nuestra vida va por un camino distinto, la casa va a estar muy débil.

La firmeza, es la firmeza de Jesús, la firmeza de nuestra casa es la firmeza del amor, la firmeza de nuestra casa es la firmeza de Dios, la firmeza de nuestra casa es la firmeza de la unidad, y entonces desde ahí entonces vamos a seguir manteniendo en pie nuestra vida y vamos no solo a mantenerlo, no solo aquí en al tierra, sino vamos a pasar la trascendencia a esa vida y Vida Eterna, a una vida que esta en el mas allá, pero que a su vez viene a nuestro encuentro, y nos impulsa para seguir sosteniendo y manteniendo nuestra casa.

La propuesta de Dios, es entonces, no solo decir Señor, Señor, sino, cumplir la Voluntad de mi Padre, cumplir la voluntad de Dios, la propuesta de Jesús, cumplir la voluntad de Dios significa dejarnos iluminar y acompañar para que uno pueda estar atento a qué es lo que él esta pidiendo, qué es lo que quiere, para que así uno pueda responder desde la fe y con mucha esperanza, sabiendo que uno está trabajando y apostando por el bien de los demás, desde ahí entonces, vamos a decirle a Jesús que el nos ayude en esta semana, para que nosotros podamos siempre construir y hacer que el otro construya su casa sobre roca firme, sobre la base que es Jesús, sobre los cimientos del Maestro, para que así entonces, nos mantengamos en pie, y podamos un día compartir esa gran fiesta en el Cielo, desde la firmeza que nosotros podemos tener y podemos acompañar a otro hermano para que también pueda permanecer en esa casa firme.

 

Milagros Rodón