Que seamos, Señor, manos unidas
en oración y en el don. Unidas a tus manos en las del Padre, unidas a las alas fecundas del Espíritu, unidas a las manos de los pobres.
Manos del Evangelio, sembradoras de Vida, lámparas de Esperanza, vuelos de Paz.
Unidas a tus manos solidarias, partiendo el Pan de todos. Unidas a tus manos traspasadas en las cruces del mundo. Unidas a tus manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras, hasta donde haya manos. Capaces de estrechar el mundo entero, fieles al tercer mundo, siendo fieles al Reino.
Tensas en la pasión por la Justicia, tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben, en la gratuidad multiplicada, siempre más manos, siempre más unidas.¡Que así sea!
Pedro Casaldáliga