Señor, te damos gracias porque has abierto tu corazón para nosotros; porque en tu muerte y en tu resurrección te has convertido en fuente de vida. Has que seamos personas vivientes, vivientes de tu fuente, y dónanos el poder ser nosotros también fuentes, capaces de donar a este nuestro tiempo agua de vida. Te damos gracias por la gracia del ministerio sacerdotal. Señor, bendícenos y bendice a todos los hombres de este tiempo que están sedientos y en la búsqueda
Amén.
Oración hecha por Benedicto XVI, para su 60º Ordenación sacerdotal, 1951 – 29 junio de 2011 Solemnidad Santos Pedro y Pablo