En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, un centurión se le acercó diciéndole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho". El le contestó: "Voy yo a curarlo". Pero el centurión le replicó: "Señor, ¿quién soy yo para que entres bajo mi techo? Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace". Cuando Jesús lo oyó quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del Reino los echarán afuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Y al centurión le dijo: "Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído". Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él con su palabra expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "El tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades".
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto
Jóvenes para ustedes la enfermedad y la muerte generalmente son algo lejano, púes sus existencias están en pleno crecimiento, todo fluye, la vida florece.Estas realidades parecen muy lejanas, sin embargo podemos estar enfermos o muertos, no en el orden físico sino por el pecado.
Cristo a través de la iglesia, hoy sigue sanando, sigue curando, sigue devolviendo la vida al hombre, sigue perdonando, sigue resucitando a los muertos .Si este muerto, hoy Cristo te dice: Ven a mí que yo soy la vida de tu vida. No temamos, Él ha dado todo por nosotros, Él a tomado nuestras debilidades y cargo sobre si nuestras enfermedades. Él entonces tomo sobre si nuestros males.
Acerquémonos a él, acércate a él, que él te perdonará, él te curará, él te sanará, él te devolverá la vida y también ciertamente que cuando estés afligido por la enfermedad, o por el peso de los años. También te podrás acercar a Jesús que a través de la iglesia, en el sacramento de la unción de los enfermos, te dará el alivio, el consuelo, la fortaleza y el perdón de tus pecados.
Cristo es la vida. Acercáte a Él y nunca morirás.