Evangelio segun San Lucas 2, 41-51

sábado, 2 de julio de
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Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.


Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.  Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

 

Palabra de Dios


 

De nuestra redacción

 

Hoy en el evangelio vemos un cuadro de fiesta, temor, valentía,  encuentros y desencuentros, incertidumbre y sorpresas.

Si lo miramos desde Jesús, que va creciendo, como dice la palabra "en sabiduría, gracia y estatura", Él hace lo que tiene que hacer, ante la incomprensión de sus padres. "Habla de subir a la ciudad, de perderse allí y de perder a los que amaba, y todo… todo por ser fiel a una llamada". Jesús sigue lo que siente como un llamado fuerte del Padre en su corazón, aunque suponga un cierto malestar para sus padres que quizás siguen viendolo como un niño.

 

Por otro lado, María y José estan en medio de un clima festivo celebrando la Pascua, seguramente acompañado de amigos y parientes. Hasta que se encuentran con que Jesús no estaba con ellos, y les agarra la desesperación. Es entendible, ellos tienen la misión suprema de educar y proteger al hijo de Dios, a Dios mismo hecho hombre que se les ha confiado en la fragilidad de un bebé, ahora ya niño y adolescente. Se les pierde, y después de buscarlo por todo el camino, lo encuentran en el templo entre los doctores de la ley.  Naturalmente les surge el reclamo "¿por qué nos has hecho esto?". Y nuevamente son sorprendidos por las palabras de Jesús…

 

Nos dice la Palabra que María, sin comprender "guardaba todas estas cosas en su corazón". A nosotros también nos pasan estas cosas… los reclamos de nuestros padres, aún cuando estamos haciendo lo que tenemos que hacer: crecer, tomar decisiones, ser fieles a nuestro llamado más profundo. Y por otro lado la sorpresa ante un Dios siempre desconcertante. Así es como actúa Dios, no se deja atrapar por nuestras pequeñeces… siempre es más.
 

Le pedimos al Señor que nos de la gracia en este día de dejarnos sorprender por su amor siempre renovado y creativo; que su amor derribe nuestras estructuras en donde queremos reducirlo y atraparlo… que nos renueve en la confianza con la certeza de que sus caminos siempre son mejores y más desafiantes que los nuestros. ¡Que tengan un lindo día!

 

Oleada Joven