En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir». Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: «Con sólo tocar su manto, me curaré». Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: «Hija, ten confianza; tu fe te ha curado». Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer. Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas y el tumulto de la gente y les dijo: «Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida». Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.
Palabra de DIos
Pbro. Maximiliano Turri
“Ten confianza hija, tu fe te ha salvado”
La confianza es la misma actitud que la fe. La fe, nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, es la adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela.
Cuando Dios se nos da a conocer toda nuestra vida trata de seguirlo; en este seguimiento no estamos solos, nos asiste la ayuda de lo alto, la asistencia del Espíritu Santo que nos permite mantenernos en el camino; nos asiste la intercesión de los santos, la oración de todos los fieles que cada día ofrecen las mismas oraciones que nosotros. En definitiva, no estamos solos.
Quien cree, enseña el Papa Benedicto, no está solo, está vinculado a toda la comunión de los santos, a la Iglesia toda, y por lo tanto, renueva la esperanza.
Tanto tenemos que renovar la confianza, tanta ayuda necesitamos de lo alto. Las palabras del Evangelio son para cada uno de nosotros “Ten confianza”.
Lo que hoy tenés que enfrentar, tené confianza; lo que hoy te da miedo, tené confianza; el tratamiento médico que tenés que hacer, tené confianza; el examen que tenés que rendir, tené confianza.
Renovemos la fe cada día, supliquemos que Dios nos sostenga, pidamos a los santos que nos ayuden, nunca perdamos la seguridad de que Dios es nuestra roca segura en quien están nuestras vidas, quien nunca nos abandonará.
Que tengas un hermoso día. Dios te bendiga.