Evangelio segun San Mateo 11, 25-30

domingo, 3 de julio de
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En esa oportunidad, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.  Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.  Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".

 

Palabra de Dios

 


 

De nuestra redacción

 

Hoy en el evangelio vemos a Jesús bendiciendo al Padre, por "haber ocultado estas cosas a los sabios y haberlas revelado a los pequeños". Además el texto finaliza con la invitación de Jesús a que quienes se sienten agobiados y afligidos porque Él nos aliviará, nos dará descanso.

 

Hoy celebramos el Sagrado Corazón de Jesús, celebramos a su corazón paciente y humilde, su corazón grande en donde hay lugar para todos nosotros. El Señor que "sondea nuestros corazones" como dice el salmo, conoce nuestros sentimientos, lo que nos pasa, por lo que atravezamos. Sabe que somos débiles, que nos cansamos… que tendemos a confiar demasiado en nosotros mismo, y por eso nos agotamos.  El miércoles, en la misa por los 60 años de su ordenación sacerdotal, el Papa Benedicto XVI compartía en su homilia: "Él me conoce por mi nombre. No soy un ser anónimo cualquiera en la inmensidad del universo. Me conoce de manera totalmente personal".

 

En este día nos invita a que vayamos a Él… a que nos dejemos abrazar por la inmensidad de su amor, que nos animemos a ingresar en ese abismo gigantesco del misterio de su amor por cada uno de nosotros. En su amor todo cobra un sentido nuevo… el cansancio toma otro color; incluso el dolor se resignifica y se convierte en una fuente de vida.  Es el misterio de la cruz, en donde de la muerte sale la plenitud de la vida.

 

Animate a dejarte mirar por Él, que conoce lo profundo de tu ser, y que anhela regalarte de su amor. Nunca va a pedirte algo que no puedas dar, porque su "yugo es suave y su carga liviana". Podemos cargar con nuestra cruz y hacernos cargo de nuestras propias vidas, no porque nosotros seamos fuertes, sino porque cuando cargamos con nosotros mismos en realidad es Jesús quien nos carga.

 

¡Que tengas un lindo día!

 

 

Oleada Joven