Evangelio segun San Mateo 8, 18-22

miércoles, 23 de junio de
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En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: "Maestro, te seguiré a donde vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro, que era discípulo, le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos".

Palabra de Dios





Reflexión: Monseñor Carlos Ñañez | Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 




La riqueza nuestra de cada mañana es tener una Palabra de Jesús, que ilumina nuestra inteligencia y que enciende el corazón. Como los discípulos de Emaús, que iban caminando junto a Jesús, sin darse cuenta que era Él, pero después cuando lo reconocen, descubren un detalle que se había ido insinuando en el camino y dicen “¿no ardía acaso nuestro corazón mientras nos explicaba el Evangelio?”. Jesús les iba iluminando la mente y les iba encendiendo el corazón, y esa experiencia puede suceder cada día con nosotros, escuchando la Palabra de Jesús, dejando que ilumine nuestra inteligencia, dejando también que encienda nuestro corazón.

En el Evangelio de hoy hay dos propuestas de seguimiento al Señor; un maestro de la ley que quería ser discípulo de Jesús, algo valioso, algo realmente digno se ser tenido en cuenta. En el antiguo Israel, los discípulos como los maestros tenían su vida, su mundo más o menos organizado, y Jesús al escuchar a este maestro de alguna manera lo invita a desinstalarse, a estar dispuesto a la novedad, a lo imprevisto, percibido y asumido en un clima de austeridad, que predispone a la novedad. Qué lindo es esto para un joven, saber arriesgarse porque el hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza, qué lindo seguirlo en ese clima de austeridad, en ese clima de apertura a la novedad que trae Jesús.

La otra propuesta de seguimiento parte de un ciudadano común, podríamos decir así, el cual pide no desatender no una urgencia, “deja que pueda enterrar a mi padre”, en realidad el sentido de esta expresión quiere decir, esperá hasta que yo ya no tenga responsabilidades con respecto a mi padre y entonces te seguiré. Jesús lo que pide es asumir la prioridad, la urgencia de una respuesta, porque lo más importante es el Reino, es Dios; a partir de Él todo cobra sentido, todo se recupera, con libertad, todo puede volverse una ocasión, un instrumento para encontrarse con Dios, a estar unido a Él.

El Señor hoy nos plantea un ideal de seguimiento, un ideal de prontitud en la respuesta, de generosidad en esa respuesta, de vivir con sencillez, de estar abierto a la novedad que Él trae.

¿Nos animamos a vivir en esta dimensión, en esta actitud? Creo que es lo propio del joven. Les deseo de todo corazón que puedan acoger esta Palabra del Señor en su corazón y animarse a darle una respuesta comprometida, generosa y confiada.

Hasta pronto y con mi bendición.

 

 

 

Oleada Joven