En aquel tiempo Jesús les contó esta parábola: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ’¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido!’ Os digo que hay también más alegría en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse."
Palaba de Dios
Reflexión: Monseñor Fernando Maletti | Obispo de la Diócesis de Bariloche
Queridos muchachos y chicas, queridos oyentes de Radio María. Hoy es la fiesta de San Pedro y San Pablo. Es la fiesta de aquel que por la institución Pedro y el que lo hizo por el carisma misionero Pablo, son los fundamentos de la iglesia.
Les comparto el texto de la parábola de la oveja perdida Lc15, 3-7 ya que estamos concluyendo este mes del Sagrado corazón. También en este día tan especial y como honra también a nuestro querido Papa Benedicto XVI. En el día del Papa que sale a buscar la oveja perdida y que muchas veces no es interpretado , no solo por los medios de comunicación o el sistema de un modo particular occidental, sino tampoco es comprendido muchas veces por muchos hijos de la iglesia, por muchos bautizados.
¿Cuál tendría que ser queridos jóvenes, para vivir una iglesia acorde a la inclusión del que va a buscar la oveja perdida?
Tres cosas: Primero cómo jóvenes reconozcamos y respetemos en forma individual y social la dignidad de la persona humana y de los derechos que dimanan de esa dignidad. Desarrollemos nuestra conciencia social, que nos importe el desarrollo, a que lleguen todos los estamentos de la sociedad, en especial los más pobres y luchemos pacíficamente por la justicia, que es el nuevo nombre de la paz. Asumamos como jóvenes un compromiso religioso en la historia, o religioso temporal. Nuestra vida cristiana no solo son los actos de culto y de piedad, también esta el recurso a Dios desde lo hondo de la conciencia.
Pero además no podemos sustraernos a trabajar por la promoción y la justicia social, a respetar y hacer respetar los postulados de la ley natural. Sobre todo lo que se refiere a la vida, a la concepción, a la muerte natural y a los derechos de cada persona. Respetar estos derechos y hacerlos respetar y fomentar la convivencia pacífica entre los hombres.
Los jóvenes podemos hacer mucho, o pueden hacer mucho en esto. Cuando la motivación de todo esto, es desde una visión cristiana y sobrenatural, como la que tienen ustedes, no queda en una simple filantropía, sino que es una acción verdaderamente evangélica.
La oveja perdida la vamos a rescatar también con nuestro testimonio no solo personal, sino también comunitario y social en la construcción de un mundo mejor. Como decía la constitución sobre la iglesia y el mundo moderno del Concilio Vaticano II, por eso trabajar para que las relaciones entre los hombres, que es por lo que trabaja tanto el Papa Benedicto XVI se deban fundar en 4 palabras: Justicia, libertad, verdad y amor.