Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Palabra de Dios
Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Río Cuarto
Queridos amigos el evangelio de hoy nos presenta a Santo Tomás, porque hoy celebramos sábado 3 de julio la fiesta del apóstol Santo Tomás. Al que conocemos como el incrédulo, porque cuando llego, sus amigos los apóstoles le dijeron que habían visto a Jesús resucitado, y el no creyó, diciendo que: Solo creería si metía su dedo en las yagas en las manos y su mano en el agujero que había dejado la lanza en el costado de Jesús.
Y jesús luego se le vuelve a aparecer a los días y entonces allí Santo Tomás expresa esa frase tan clásica de nuestra fe: Señor mío y Dios mío y Jesús le dice de adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe. Y se dicen los que sin ver han creído, se refiere aquí Jesús ciertamente a todos los que hemos venido después de él.
Pero queridos amigos hay que notar algo, que me parece muy importante, Santo Tomás cuando dice "Señor mío y Dios mío" y se arrodilla, a quien tiene delante es a Jesús, al hombre Jesús, pero él reconoce en este hombre a Dios.
Por lo tanto él esta haciendo también un acto de fe , es decir esta delante de lo que ve, afirmando aquello que no ve , ósea que Cristo, la humanidad de Cristo es el signo , es la señal, esta humanidad resucitada de Jesús.
Hoy 2000 años después, el signo visible de la humanidad resucitada de Jesús, es su cuerpo que es la Iglesia, por eso encontrar a Jesús hoy y creer en Jesús hoy, es creer en la unidad de los creyentes, en la unidad de los cristianos, es decir en este cuerpo visible de Cristo que es la Iglesia.
Yo los invito a que cada día puedan descubrir a Jesús, el resucitado, el Señor, nuestro redentor y salvador, nuestro Señor de toda nuestra vida a través de su cuerpo místico que es la Iglesia.
Hasta el próximo sábado si Dios quiere.