Evangelio segun San Mateo 9, 18-26

viernes, 2 de julio de

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: "¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida". Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.

Palabra de Dios



 

Reflexión: Monseñor Carlos Ñañez | Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

Un saludo cordial a todos los oyentes de Radio María, muy especialmente a todos los jóvenes.
El Evangelio del día, tomado de la versión de San Mateo, es un resumen del que encontramos en el Evangelio de Marcos en el capítulo cinco, entre los versículos veintiuno y cuarenta y tres. Puede ser útil leer esta versión de Marcos y compararla luego con la de Mateo.
La enseñanza de este Evangelio es acerca de la importancia de la confianza, la confianza para con el Señor, para con Dios. Es una muestra de apertura, de simpatía, de sintonía, de amor en definitiva; es ese amor que fascina, atrapa el corazón de Dios.
En este sentido, viene a la memoria la enseñanza y sobre todo la actitud personal de esa gran Santa y Doctora de la Iglesia que fue Santa Teresita del Niño Jesús, que mostraba ese camino de la infancia espiritual, de la sencillez, de la confianza, del ponerse totalmente en las manos de Dios.
Y la confianza, en la escena que nos narra Mateo, está por un lado en el funcionario que acude ante Jesús señalándole que su hija ha muerto. Espera de Él algo maravilloso, porque frente a lo tremendo de la muerte, sin embrago él no se da por vencido porque está Jesús, algo puede hacer Él y entonces se manifiesta una enorme confianza en lo que Jesús puede hacer y en la bondad de Jesús. Y mientras va de camino el señor, esta mujer que padece hemorragia, tiene también un gesto sencillo pero desde una convicción honda, “con sólo tocar el manto quedaré curada”.
En ambos casos, la recompensa de la confianza es alcanzar lo que se pide. Para la mujer alcanza la salud de su cuerpo, e incluso más, la salvación, “tu fe te ha salvado”. En el Evangelio hay un detalle interesante, Jesús quiere hablar con la mujer, Jesús la mira, y Jesús no es solamente alguien que distribuye favores, sino que quiere diálogo con las personas a las cuales Él beneficia, más aún, quiere ofrecerle su amistad. Y con respecto al funcionario, alcanza esa maravilla de que le devuelva a su hija con vida. Y también acá hay un detalle, dice el Evangelista que Jesús tomó de la mano a la niña, que es como un signo del respeto y de la ternura de Dios para con sus creaturas. En Jesús se nos muestra el Dios en quien creemos, un Dios que es fuerte pero que es un Dios tierno.
Puede ser entonces la lectura y la consideración de este Evangelio una oportunidad para que estos gestos de Jesús no sólo nos conmuevan y nos admiren, sino que nos anime a confiar, con esa confianza que es expresión del amor y desde esa confianza acudir en nuestras necesidades, dejando en sus manos la solución de aquello que nos aqueja, a veces por caminos que no comprendemos fácilmente, pero siempre caminos llenos de sabiduría y bondad que no defraudan.
Yo los animo a tener esa confianza, quisiera junto con ustedes recibir esta Palabra de Jesús y animarlos juntos a confiar en Él, amándole de veraz.
Les dejo esta inquietud, con mi oración y mi bendición. Un saludo cordial para todos.

 

Oleada Joven