Evangelio segun San Mateo 17, 22-27

sábado, 6 de agosto de
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En aquel tiempo, mientras recorrían juntos Galilea, dijo Jesús a sus discípulos: 
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar». 
Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza. Cuando llegaron a Cafarnaún, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le preguntaron: «¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?» 
Respondió Pedro: 
«Sí lo paga». 
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: 
«¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?» 
Pedro le respondió: 
«A los extraños». 
Jesús le dijo: 
«Por tanto, los hijos están exentos. Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti».



Palabra de Dios




Pbro. Maximiliano Turri

 

Hoy junto a toda la Iglesia en el mundo, celebramos lo que Dios hizo en Santo Domingo; tanto lo que Dios hizo en él, como lo que él dejó que Dios haga en su vida.

Él dio origen a la orden de los predicadores, los llamados frailes dominicos. Esta orden tiene como fin la de predicar la Buena Noticia de Jesús, ellos nos enseñan lo esencial de nuestra fe, la Palabra de Dios, que nos revela toda la dimensión de lo que creemos.

 

Nuestra fe no se sostiene sobre novedosas teorías deslumbrantes, ni por modas pasajeras, la verdad de lo que creemos está sostenida, cimentada y construida sobre la revelación que la Escritura nos trasmite.

 

Santo Domingo nos enseña, a los creyentes de hoy, que no podemos perdernos en fórmulas religiosas que no puedan explicarse desde la misma Palabra divina. La Palabra de Dios no existe para explicar nuestras teorías, son nuestras teorías o formulaciones las que tienen que desprenderse desde la misma Palabra. No le podemos decir a la Palabra de Dios lo que nos parece, ni justificar nuestras verdades humanas por sí mismas, necesitamos la actitud de humildad, el reconocer que necesitamos un andador, una guía, que nos conduzca al encuentro verdadero con la profundidad del mensaje escrito.

 

La guía que los creyentes tenemos es la enseñanza de la Iglesia, la que llamamos magisterio, que viene acompañando el camino de la fe de todos los creyentes de la historia cristiana.

No nos apartemos de las enseñanzas del Papa y de los obispos, prestemos atención a lo que ellos nos indican, escuchemos atentos, muchas veces con el estudio de por medio, qué es lo que nos están trasmitiendo.

 

Entonces, yo te invito a que nos hagamos una pregunta juntos ¿conocés algún documento de la Iglesia?, ¿has leído lo que el papa enseña sobre algún tema de tu vida, sobre tu fe?

Santo Domingo fue fiel a esta enseñanza, que él nos ayude a cada uno de nosotros a seguir las enseñanzas del Santo Padre.

 

Que Dios te bendiga, que tengas un hermoso día.

 

Oleada Joven