Dia 1: Partida a Madrid

sábado, 6 de agosto de

Jueves 4  de Agosto

08.00: Nos encontramos en el Aeropuerto Internacional Córdoba, Ingeniero Tarabella  Mili, Martín y Juanjo. Nuestros familiares y amigos nos ayudan con los equipajes y nos despiden. El vuelo se demora dos horas, por lo que tenemos tiempo para mirarnos y decir ¡guau, ya llegó el día!

 

Conversando sobre todo lo que viene y los informes de prensa que hablan del clima político-social que vive España en tiempo de la JMJ, y en un rincón de la Sala de Embarques, rezando Laudes, nos sorprendimos  con esta expresión del Himno:

  

“Señor, tu nos llamaste para gritar en medio de las plazas, que el Amor está vivo. Para sacar de su sueño a los que duermen  y liberar al cautivo. Soy cera blanda ente tus dedos, haz lo que quieras conmigo. 

Señor, Tu me llamaste para salvar al mundo ya cansado, para amar a los hombres que Tu, Padre, me diste como hermanos”.

 

En Buenos Aires teníamos previsto un largo día en el Aeropuerto esperando la salida a Madrid por la noche. Pero desde temprano, la  Providencia nos salió al encuentro: Eduardo, amigo y Difusor de RM en Capital Federal,  nos estaba esperando para llevarnos a comer a su casa y compartir con su familia.

 

Por la tarde fuimos a la sede de Pastoral de Juventud Argentina para terminar los trámites camino a Madrid 2011.

 

Volvimos a la casa de Eduardo y Graciela, y nuevamente nos vimos sorprendidos: varios de nuestros compañeros están en Buenos Aires preparando la Misión de octubre;  Vero y Mariano, se llegan para merendar con nosotros y despedirnos en Ezeiza.

 

El Aeropuerto se suman los hermanos Pedraza, Adrián y Damián, que forman parte del equipo de colaboradores para la Jornada Mundial de la Juventud.

 

 

Luego de las despedidas, ya embarcados, caemos en la cuenta que no declaramos los equipos de transmisión, a saber: dos valijas de plástico grises pesadísimas con stickers de la imagen de la Virgen que nos identifica y la leyenda Radio María (Desde ahora “La Madre” así bautizada por los Pedraza Brothers). Nos miramos con cara de desesperación. Mili y Juanjo corren por todo el aeropuerto para que alguien nos diga cómo y dónde hacer este trámite .

 

En la Oficina de Aduana, una señora con cara de pocos amigos, nos indica que a esto lo deberíamos haber acompañado con un determinado expediente y con mucho tiempo de anticipación. Desesperación en aumento. Los minutos corren. Recibimos un mensaje de Martín: “Chicos, si están en la cola salgan o pierden el vuelo”. Nos miramos nuevamente. Desesperación al máximo.

 

La misma señora,- si, la de pocos amigos-, nos dice que probemos suerte en otra de las oficinas.

 

Juanjo corre con “las madres” sin rumbo  por los pasillos en búsqueda del lugar no tan bien indicado.  Mili continúa intentando declarar cada uno de los quipos menores, que la señora inspeccionaba minuciosamente uno a uno:

          –¿Qué es esto?

          – Un grabador, señora.

          – ¿Y para qué sirve?

          – ¡¡¡Para grabar!!!! Ya le comentamos que somos periodistas y vamos a cubrir la JMJ a España.

          – ¿Y cómo se usa?…

En algunos segundos, Mili se sobresalta:

          A ver señora, deme los grabadores que pierdo el vuelo.

 

Acto seguido, Mili intenta colgarse todos los artefactos y todas las mochilas, incluyendo las de Juanjo, que  a esta altura ya encontró la oficina, pero…  ¡recórcholis! No hay nadie en ella. En vano  suplica que alguien lo atienda y toca reiteradamente el timbre que…  no anda.

 

Llega Mili.  Se queda con “las madres”  (y todas las mochilas, claro), mientras Juanjo prosigue corriendo buscando ayuda.

 

Finalmente, alguien nos atiende y gracias a Dios, realizamos el trámite sin mayores complicaciones.

 

Ya legalizada la salida de “las madres”, estamos en condiciones de reunirnos con el resto del equipo que nos esperan casi en la manga para subir al avión, también desesperados.

 

 

21.35: Tres minutos después de haber llegado, subimos al avión. Todos ubicados en sus butacas, contentos: ¡Madrid está cada vez más cerca!

Cuando estábamos a punto de despegar, inesperadamente,  se produce un apagón en el avión.  Al ratito se encienden las luces y el capitán intenta encender los motores.  Nuevamente, apagón. La gente, en su mayoría españoles, comienza a murmurar. Nosotros también.

 

Hay un tercer intento fallido. Ahora estamos todos mudos. Se escucha por los parlantes la voz del capitán: Estimados pasajeros, como habéis visto, tuvimos tres intentos fallidos para encender los motores. Tenemos un desperfecto eléctrico en el motor auxiliar que se utiliza para encender el motor principal. No es nada. Estamos aguardando que llegue un generador externo para activar el motor principal y partir. No importa que el otro no ande porque  sólo se usa para poner en funcionamiento el motor mayor. Espero sepan disculpar las molestias  ocasionadas.

 

Llega el generador. Nuevo intento: ¡Apagón! Ahora sí que el clima es tenso: se escuchan discusiones de pasajeros con los azafatos, otros mudos.  Pero al fin, se encienden los motores y … ¡partimos!

 

Continuará…

 

Oleada Joven