En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuanto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que pueda destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo no cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros, hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo".
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto
Queridos amigos en este sábado el evangelio de San Mateo que corresponde a esta semana, Jesús nos presenta varios temas, pero yo quisiera detenerme en dos frases de este evangelio: Cuando Jesús les dice lo que yo les digo en la oscuridad repítanlo en pleno día y lo que escuchen al oído proclámenlo desde lo alto de las casas.
Es decir, Jesús que tiene una intimidad profunda con sus discípulos, con los apóstoles, a los cuales les confía los secretos del reino de Dios, ellos que él les dice en la intimidad luego van a tener que proclamarlo por todo el mundo desde lo alto. Y esa es la tarea también de hoy de los discípulos de Jesús compartir con Jesús su intimidad, los secretos, los profundos secretos de su amor, para luego proclamarlo desde los tejados, allí donde estemos, en nuestras casas, en el colegio con nuestros compañeros, en la universidad, en la diversión, en todos los ámbitos donde nos movamos, especialmente ustedes como jóvenes, con sus compañeros jóvenes, proclamarle con la vida, más que con discursos , proclamar con la vida todo lo que saben , todo lo que han conocido del amor de Jesús.
Y la otra frase del evangelio que esta también en vinculación a esto dice: Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que esta en el cielo, pero yo le negaré ante mi padre que esta en el cielo, que aquel que reniegue de mi ante lo hombres.
Para poder comprender esto les digo un ejemplo: Cuando un chico y una chica se conocen y se dan cuenta que se quieren, que se aman y están seguros de sus sentimientos de amor, ese sentimiento no lo mantienen oculto, sino que lo proclaman ante todos.Cuando una cosa es verdadera se proclama siempre frente a todos, así también el proclamarnos pertenecientes a Jesucristo frente a todos los hombres es la señal de que Cristo, es de verdad el centro de nuestras vidas.
No tener vergüenza del nombre de Jesús, proclamarlo con nuestra vida, y con las palabras cuando sea oportuno, es realmente el índice de nuestra pertenencia a Jesús y de la verdad de nuestro cristianismo. Esta es la condición, también hay varias cosas en las cuales Jesús nos presenta como criterio del juicio, en el evangelio de Mateo al final será el amor, tuve hambre y me diste de comer y aquí es la capacidad de testimoniarlo frente a todos los hombres.
Si tenemos esta valentía de decir que somos de Cristo, aún con nuestros límites y imperfecciones, el Señor nos presentará ante el Padre en el día final y el también nos reconocerá como nosotros lo hemos reconocido ante los hombres. Pero si tenemos vergüenza de Jesús, entonces también Jesús no nos presentará delante de su Padre.
Queridos jóvenes pidamos el Espíritu santo para que con alegría y con valentía proclamemos desde los tejados, todo el amor que hemos conocido del Señor Jesús.