Día 2: Llegamos a Madrid!

sábado, 6 de agosto de
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"¿Cómo te pagaremos todo el bien que nos hiciste?" Salmo 115

 

 

12:15 hs  Llegamos a Madrid! El aeropuerto Barajas, es inmenso, incluso tiene un tren interno, y conexiones con el subte de la ciudad. Declaramos “las madres”, que viajaron con nosotros en el avión por las dudas se dañaran en la bodega, y una española simpática que nos atendió nos dijo que podíamos pasar sin problemas a condición que rezáramos por ella.

 

En Barajas, encontramos a los primeros peregrinos de la JMJ: un conjunto de venezolanos que están esperando otros compañeros. Los reconocemos porque tienen remeras negras con el logo de la Jornada. Entusiasmados nos acercamos y nos saludamos con mucha alegría. Comenzamos a respirar JMJ.

 

 

16:00 hs Mientras,  estaba Ceci Oliva(que había llegado el día interior) esperándonos. En un día ganó mucha experiencia, asique después de pasarnos por un millón de trenes y metros (todavía no entendemos la diferencia), finalmente llegamos al hostel donde nos alojamos y dejamos las valijas.

 

18:00 Hablamos por teléfono con la oficina de prensa de la JMJ, ultimamos detalles. En unas horas nos espera el P. Esteban Munilla, director de Radio María España, para conocer la emisora hermana y prepararnos para las transmisiones de estos días.  

Mientras vamos a la radio, en otro millón de trenes y combinaciones, vamos  experimentando Madrid: mezcla de culturas, razas e idiomas… El ritmo del día de semana, en tiempos de vacaciones en la ciudad.  Cada tanto vemos algunos carteles de la JMJ colgados de algunos balcones.   

  

20:00 hs Nos encontramos con el P. Esteban, en la sede de Radio María España. Están trabajando mucho y a contrareloj: en unos días llegan otras Radios María hermanas y comienzan a transmitir la jornada en varios idiomas. Ver la imagen de la Virgen, da calidez y uno se siente como en casa. Las instalaciones, los equipos, incluso los códigos son muy parecidos a RM Argentina: ¡qué alegría sabernos parte de algo grande!.

 

00:00 Estamos llegando al hostel, obviamente que nos tomamos un millón de trenes para llegar: ya está todo listo para transmitir; ya es hora de volver al hostel para descansar. La providencia no nos deja de sorprender: un “tio” con el que veníamos hablando en una estación de tren escuchó que conversábamos sobre dónde podríamos comprar algo para la cena, y ya avanzado el viaje, antes de bajarse se acercó para preguntarnos si nos ofendería recibir un paquete de sándwich que su hija le había preparado para el almuerzo.  Menos mal, el bar del hostel nos esperaba con un cartel rojo: cerrado.   

 

Desde Argentina llevamos unos alfajores de regalo a quienes nos hospedan y para algunas personas con quienes venimos haciendo contacto, entre ellos había una caja pensada para el P. Esteban. Antes de entrar al hostel para descansar, nos quedamos tomando aire afuera… en una iluminación uno se acuerda de que no entregamos el regalo: tuvimos que sacrificarlo para bien de la comunidad. Nos fuimos a dormir con el corazón contento con sabor a chocolate argentino.

 

Oleada Joven