“Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias Señor es nuestra melodía. Recibe como ofrenda amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría”
6:00 Es temprano pero la temperatura continúa estando sobre los 35º. Nos tomamos un tren de alta velocidad y tras 2 horas de viaje llegamos a Sevilla. Detalle: El aire acondicionado era demasiado fuerte, asi que tuvimos que abrir las “maletas” y “coger” las “chaquetas” que nos “quitamos” en Buenos Aires.
Sevilla parece una ciudad metida en un cuento: “callejuelas” bien estrechas, con construcciones antiquísimas de 2 pisos en donde se destacan balconcitos con flores. La ciudad es colorida, las construcciones mayoritariamente son ocres, grises, rosas y salmón; es muy común que en ellas haya incrustadas imágenes religiosas. Las temperaturas alcanzan los 45º, por eso se la conoce como “la sartén”.
12:30 Estamos alojados en la casa de las Hermanas esclavas del Sagrado Corazón de Jesús Españolas que con mucha generosidad nos abrieron las puertas de su hogar. Habitualmente este grupo de religiosas albergan a estudiantes universitarias en una especie de residencia, pero como en agosto aquí es tiempo de vacaciones, con mucha alegría nos recibieron. Una vez acomodados en la casa, ubicada en la zona céntrica de la ciudad, fuimos a desayunar-almorzar. Pareciera como si el calor aumentara a cada minuto. Nos comemos unas “tapas” y todo nos habla de siesta.
17:00 Reunión de producción: nos dividimos las tareas, editamos las entrevistas que venimos haciendo, recopilamos el material, probamos los micrófonos; desde las 20hs vamos a transmitir Conectados. Mientras, tomamos algunos mates: se convierte en la curiosidad del convento, asi que cada hermana que nos ve y se acerca se toma unos mates (y se lleva un alfajor): lamentablemente a ninguna le gustó jaja pero se divierten viéndonos trabajar. Ceci Oliva es nuestra relacionista pública y delegada para las religiosas ya que su hermana forma parte en la Argentina de esta familia.
20hs La red de internet desaparece de la faz; cambios de planes a último momento. Probamos con otros equipos y finalmente podemos comunicarnos al aire con la audiencia de la radio. Cuando dicen que el primer mundo tiene conexión wifi en todos lados, sepan que no es tan así; en Argentina de verdad que estamos “conectados”.
Cada tanto se acerca alguna hermana y se suma a la transmisión: comienzan a abrir los ojos en cuanto se dan cuenta que movilizamos toda la planta baja: mesas, sillas, cables por todos lados, auriculares, micròfonos, las valijas de “la madre”, teléfono, banner de la radio y la JMJ, papeles… Encima pusimos todo bordeando la recepción, el único lugar donde cada tanto nos llega una liniecita de internet. “No se preocupe hermana, en cuanto terminemos, todo va a quedar en su lugar”. Se sigue sumando gente: al rato nos damos cuenta que es muy tarde, y nadie puede irse a dormir, porque nosotros seguimos trabajando, por eso es que se acercan “a ver que onda”.
23,30 que sería las 17,30 en Argentina, terminamos nuestra participación con un “ESTAAAMOS EN REEED; ESTAAAMOS, CONECTAAAAAADOS” que despertó no sólo a las 20 religiosas, también al vecindario. Misión cumplida: estamos todos sentados en el suelo (que está fresquito). Un grupo ya fue a comprar algo para la cena; la casa ya está cerrada. Comemos juntos y cada uno parte para su habitación individual: chiquita, con una cama y un escritorio, ventana y placard con bacha de baño incluida… muy onda retiro. De a poquito nos vamos a ir acostumbrando a “la vida religiosa”. Para alegrarnos la noche, Ceci recuerda que traía un “regalito” de unos amigos argentinos que se los enviaba a otros que viven en Madrid. Se trata de una cajita con trufas de chocolate: de más está decir que con el calor que hace, más todas las movilidades de las “maletas”, casi no tienen arreglo. Nuevamente hicimos el sacrificio y las comimos. Rezamos completas… obviamente que no faltó el que se empieza a reir. ¡Hasta mañana!.