En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, asegura para la vida eterna. El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre».
Palabra de Dios
P. Mariano Cortes Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de 9 de Julio
«Les aseguro que si el grano de trigo cae en tierra no muere, queda solo ; pero si muere, da mucho fruto..»
El Señor nos invita a descubrir que así como el grano de trigo nosotros debemos aprender a morir para no quedar solos. Cuantas veces encontramos en el camino de nuestras vidas gente que vive en la profunda soledad, gente que se encuentra en esa soledad que lo angustia o tal vez puede ser que nosotros nos encontremos en esta misma situación. Cuanta gente que se ha quedado sola, cuanta gente que se siente sola en la vida y tal vez la soledad del corazón del hombre viene de justamente de no haber sabido morir como el grano de trigo, de no haber sabido dejar ciertas cosas, abandonar ciertas cosas; morir a nosotros mismo para nacer a la vida nueva, a la vida de Dios o también morir a nuestros caprichos para dejar que los demás sean nuestra propia vida. Por eso tal vez sea interesante preguntarte en este día ¿Cuáles son las cosas a las que debes morir? ¿Cuáles son las cosas que te cuestan dejar que te cuestan abandonar? ¿Cuáles son las cosas que como el grano de trigo debes dejar morir para que no te quedes solo para que den muchos frutos, para que vivas entregado a los demás?
San Lorenzo, el Santo que celebramos hoy, justamente entrego su vida como grano de trigo y por eso ha sido reconocido y valorado por toda la Iglesia desde los principios como un Santo que nos enseña con su testimonio, con su ejemplo a amar al Señor sobre todas las cosas. Que interceda por nosotros en este día y que nos ayude también a ser Mártires con el testimonio de cada día.
Te dejo con la Palabra de Dios que sea tu compañía, tu alimento y con mi bendición en el nombre del Padre, de Hijo, del Espíritu Santo.
Amén