En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Fernando Maletti | Obispo de la Diócesis de Bariloche
Queridos oyentes, queridos hermanos y hermanas, queridos jóvenes hoy hemos leído el trozo de San Mateo 11,20-24, en estos capítulos del evangelio de San Mateo, Jesús nos enseña el camino del discipulado.
Siguiendo lo que los obispos de América Latina dicen en el documento de aparecida, que estamos llamados a hacer discípulos y misioneros para que nuestros pueblos en Jesucristo tengan vida.
A la misión la antecede el discipulado, para ser buen misionero hay que ser buen discípulo, y hay dos características que el Señor expresa a los que están llamados a hacer discípulos, es decir, todos los bautizados.
Uno es las oposiciones y las persecuciones que muchas veces en la vida se nos van dando, oposiciones y persecuciones que cuando las manejamos con equilibrio y las sabemos también manejar interiormente como cosas que Dios pone en nuestro camino para una mejor purificación y para estar mucho más a tono con la identificación con él, son bendiciones, luego para nuestra misión.
Y la otra realidad de la identidad del discípulo, es que esta llamado a hacer valiente, es decir el discípulo no es un mediocre, ni un tibio sino alguien que se juega.
Que también nosotros en la vida de todos los días, podamos jugarnos haciendo de esas zambullidas fuertes cuando nos jugamos con todo en una circunstancia, el fruto y las consecuencia de muchos pequeños Sí , que hemos dado a Dios, que hemos dado al hermano y que de esa manera hacen que estemos realmente contagiando la alegría de ser discípulo para también, contagiar con el testimonio en la misión, la alegría de que formamos una gran familia y que estamos llamado a vivir nuestra identidad cristiana en comunidad.
Les deseo todo bien, y que el Señor los bendiga