Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Marcelino Palentini | Obispo de la Diócesis de Jujuy
Queridos jóvenes, hoy celebramos la Fiesta de la Virgen del Carmen y el Evangelio nos presenta una escena muy interesante: María se acerca a Jesús junto con sus parientes, el Evangelio dice "Con sus hermanos". Para los hebreos, "hermanos" significaba parientes cercanos y lejanos o hasta los del mismo grupo étnico; y el Evangelio nos dice que Jesús no les da una precedencia a ellos por ser parientes de sangre sino una respuesta que nos alegra a todos nosotros "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? son éstos, los que escuchan la Palabra de Dios y la practican, los que buscan hacer la voluntad del Padre".
Seguramente nos gusta ser parte de la familia de alguien importante ¿Quién es más importante que Jesús? Él mismo nos hace miembro de su familia, más aún, nos declara sus hermanos pero nos pide, en primer lugar, escuchar la Palabra de Dios, hacer la voluntad del Padre. Esto renueva la relación con Jesús y entre nosotros; para formar parte de la familia de Jesús no importa los lazos de sangre sino la fidelidad a la voluntad del Padre.
María hizo este camino de fe que la hace discípula meditando en su corazón la Palabra de Dios, haciéndose su servidora y nos enseña cómo debemos buscar a Jesús, escuchar su Palabra, abrir el corazón a los que nos rodean para reconocernos hermanos en Cristo. Ya no son los lazos de sangre los que nos unen, tampoco los de simpatía sino los lazos de la fe. Como María, modelo de todo joven, debemos hacer el camino del discipulado para buscar a Jesús y seguirlo, para luego anunciarlo.
Queridos jóvenes, no valoren solamente las relaciones afectivas y de simpatía, sino valoren -sobre todo- este camino que nos ayuda a acercarnos a Jesús en el que Él nos dice: "Hay valores más grandes que la simpatía o la sangre, son los valores de la fe". Por eso, con María y como María le decimos a Jesús que nos ayude a entender lo que Él nos dice.
María, discípula fiel y generosa: enséñanos a seguir los pasos de Jesús, a escuchar su Palabra, a hacer la voluntad del Padre como tú lo hiciste y así renovar el mundo con nuestro testimonio de fe y de amor; reconociendo a todo hombre como mi hermano en Jesús. Que así sea.