Madrid está invadida, literalmente, por peregrinos que vienen a vivir la Jornada Mundial de la Juventud. Desde los alrededores de la ciudad comienzan a aparecer la cartelería dando la bienvenida. Además en el interior de la ciudad todo habla de este encuentro mundial: las cartelerías en la via pública, en la iluminación pública; publicidades sobre restaurantes y bares donde los peregrinos pueden comer con los bauchers del peregrino; carteles con mensajes del Papa, banderas de la JMJ y del vaticano, que cuelgan de los balcones; las estaciones de tren y subte con carteles que indican los lugares de los eventos masivos… Todo esto sin contar que la ciudad está poblada de miles y miles de personas con sombreros amarillos, rojos y naranjas, y mochilas características, que forman parte del kit del peregrino.
Madrid está muy bien organizada para recibir a tantos peregrinos que llegamos desde lugares tan diversos. El sistema de transporte puso refuerzos del 50% para dar respuesta a las necesidades de movilidad de los peregrinos, quienes tienen una tarjeta con acceso gratuito a todos los medios de transporte por 7 días. además, el ayuntamiento de Madrid dispone de 4000 empleados para la limpieza inmedita de los lugares con mayor concentración de gente, terminados los actos masivos.
Hoy fue la misa de inauguración o acogida en la Plaza de Cibeles, un lugar característico en Madrid, uno de los lugares más emblemáticos de la capital de España. El centro lo ocupa la fuente de Cibeles (1782) –diosa frigia de la Tierra- representada sobre un carro tirado por leones. La plaza se encuentra en la confluencia de los paseos de Recoletos y de El Prado y la calle Alcalá.
Estuvimos practicamente toda la tarde en las oficianas de prensa buscando nuestras acreditaciones, por lo que fuimos tarde a la Plaza de Cibeles. A unas 15 cuadras ya era impresionante la cantidad de gente por todos lados. A medida que avanzamos la concentración es cada vez mayor. Pantallas gigantes rodean las calles para que todos los peregrinos puedan ver. Es emocionante ver a tantos jovenes, provenientes de culturas tan diversas, reunidos en un respetuoso silencio por una misma causa. Todos contemplamos y celebramos el mismo misterio: Jesús hecho hombre que entrega su vida, y nosotros que también realizamos la ofrenda de nuestras vidas en ese mismo altar.
Monseñor Rouco Varela, arzobispo de Madrid, nos dijo a todos los jóvenes presentes, ahí en la plaza, como a todos los que seguían la celebración por televisión, radio o internet:
"Habéis traído a esta cita con el Santo Padre Benedicto XVI vuestros proyectos, vuestras esperanzas y también vuestras inquietudes, la preocupación por las decisiones que os esperan… Serán días inolvidables de importantes descubrimientos y de decisiones determinantes para vuestra vida…"
No hay dudas de que así viene siendo.