Un arcoiris de jóvenes

miércoles, 17 de agosto de
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 Hay algo que esta latiendo en tierra española. Late intensamente como el corazón de un niño que se esta gestando entre molinos de viento y aroma a paella.

 
 
Los motores de trenes, subtes y algunos colectivos acompañan ese palpitar y miles de almas saben que el nacimiento de este nuevo encuentro esta cerca. Ellos son jóvenes, jóvenes peregrinos que viajaron desde muy lejos para esta nueva gestación que se ha denominado Jornada Mundial de la Juventud. Y como toda fiesta es sinónimo de alegría y encuentro, esto se ha transformado una mega fiesta en las que tiene como participes a casi un millón de invitados que van llegando a comulgar con sus pares, pero también, a enseñarnos como la heterogeneidad de culturas puede aunarse en un solo mensaje. Mensaje que puede simbolizarse en un gran arco iris que une tierras y colores.
 
 
Sí, España esta inundada de colores, colores de 139 países de los cinco continentes que han decidido demostrar que la alegría no es solo de nuestros hermanos de Brasil.
 
Esta todo repleto. Ya no se puede distinguir a los habitantes de Madrid, ya no podemos distinguir los tonos opacos. Todo es brillo, todo es música. Todo es fiesta.
 
En una misma esquina encontramos a los latinos. Nos reconocemos desde lejos. La alegría nos diferencia. Remeras de todos los colores, gorros de distintas formas y por supuesto miles de banderas flamean en cada esquina. En una plaza los italianos con sus remeras azules y vinchas verdes,blancas y rojas hablan de fútbol con Alemanes y sus pulcras y radiantes vestimentas. Más adelante en una pequeña calle, mexicanos con sus grandes y típicos sombreros de Mariachis cantan junto a Slovakos el Ave María mientras se abrazan en un símbolo de fraternidad. Y la fiesta continua. Sobre un moderno puente algunos coreanos tratan de copiar los extraordinarios movimientos de danza que traen los chicos de la isla francesa de Guadalupe. Pero es imposible.
 
Y donde hay festejos siempre hay Argentinos. Y no somos pocos. La celeste y blanca enarbola el alma de casi siete mil de peregrinos que viven nuestro federalismo a tan larga distancia.
 
El mate gira sin parar, las tonadas provocan risas, y las bombachas de gaucho nos hacen sentir como en casa en esta jornada que hora tras hora va cambiando un poquito nuestros hábitos.
 
Existe un inexplicable lenguaje de unión, un lenguaje universal que no es el inglés. Ya no existen fronteras, ni odios ni barreras. Ya no hay diferencias, colores, ni banderas. Hoy hay un nacimiento, un arco iris de jóvenes del siglo XXI que se esta gestado con la convicción todo es posible arraigados en Cristo.
 
 
 
 
 
 
 

 

Oleada Joven