En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano." Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Mario Maulión | Obispo de la Diócesis de Paraná
El relato que acabamos de escuchar es muy conocido, el encuentro de Jesús con estas dos mujeres hermanas Marta y María, hermana a su vez de Lázaro. Estos hermanos eran muy amigos de Jesús, así fueron desarrollando su vida.
El evangelio nos recordaba que las dos mujeres, en este caso no aparece mencionado Lázaro, las dos mujeres acogen al Señor, las dos lo atienden. Cada una de un modo distinto. María escucha, es decir, esta aprendiendo del Señor no esta simplemente curioseando, esta recibiendo una palabra que la esta orientando y la esta levantando. Marta a su vez aparece muy ocupada en los quehaceres, en lo que tenia que hacer, esta ocupada sobre todo en ver como atender adecuadamente a este amigo que viene, tal vez haya sido la primera vez que se encontró con ellas. Lo esta queriendo atender muy bien y por eso esta muy ocupada. Yo me imagino que puede ser en la cocina, en arreglar el comedor, en estar que las cosas estén adecuadamente para la comida que ya va a venir, pensando en la estadía para este amigo para que le sea grata y ellas se sientan muy gratas.
Son muy distintas las maneras que tienen una escucha la otra trabaja pero son maneras complementarias por que de esa manera, oyéndolo y sirviéndolo, lo están atendiendo a El. Pero aun determinado momento surge una desunión entre ellas no solamente entre ellas sino entre ellas y el mismo Jesús. Marta se queja del trabajo “me deja sola” le dice a Jesús, Marta se queja de su hermana, no esta atendiendo como corresponde a todo lo quehaceres de la casa. Pero a su vez se queja de Jesús, ¿no te importa que ella me deje sola? Todo lo que estaba haciendo de hacendosa para homenajear a Jesús esta como amargado, ahora, con ese sabor triste y también de un cierto enojo “me deja sola” comienza a lamentarse de estar sola.
Es cuando Jesús interviene y le vuelve a decir “Marta te preocupas por tantas cosas” una sola es la importante, es la necesaria María lo supo elegir.
Pienso como las dos lo reciben a Jesús, y recordando la parábola de la semilla que cae en distintos lugares en Marta las preocupaciones que tiene, es la misma palabra del evangelio, ahogan la semilla, es decir, ahogan la relación cordial y afectuosa con el Señor. María ella recibió esa semilla y la acogió, la cuido y comenzó a dar frutos no tantos en las cosas que hacia cuanto en esta relación en verdadera unión, paz y alegría.
Nosotros también tenemos que pensar ante todo esto, nosotros que lo queremos al Señor, así creo, o por lo menos aspiramos a estar cerca del Señor, El esta de distinto modo acercándose lo acogemos y lo acogemos pero ¿Cómo lo acogemos? Simplemente con actividades sirven para ayudarlo a hacer bien o lo acogemos escuchándolo y dejándonos enseñar. Yo creo que escuchándolo al Señor es la mejor manera de servirlo por que escuchándolo a El es como vamos a poder tener la fuerza de hacer las cosas bien pero sobre todo con amor.
Lo que le fallo a Marta no es lo que hacia, lo que le fallo es que lo que hacia que era por amor al maestro, al amigo se convirtió en una queja y hasta en una bronca por que no lo había atendido escuchándolo. Escuchar al Señor es la verdadera manera de encontrar el verdadero sentido de la vida, es la manera de saber que todo lo que vallamos a hacer, los quehaceres de cada día lo que haya que hacer, lo haremos plenamente bien si previamente lo oímos al Señor, nos dejamos enseñar por El, si nos dejamos enseñar tendremos en si la fuerza todo lo que El quiere. Oírlo y luego actuar.
Que el Señor así los ilumine para que teniendo la generosidad de Marta tengamos, sobre todo, la lucidez de María para saber oírlos para que lo hagamos sea siempre en bien de nuestros hermanos.