Todo sentimiento negativo que no se aclara o no se habla, se vuelve contra nosotros mismos y nos afecta.
Las personas se manejan con sus propios valores que no siempre coinciden con los valores de los demás. Lo que a algunos les puede parecer una grave ofensa, otros pueden interpretarlo de otro modo y considerarlo algo sin importancia y natural.
Todos cometemos errores y no siempre con un propósito intencional, porque las circunstancias, la ignorancia o la inconciencia pueden llevarnos a tomar las decisiones incorrectas y perjudicar a otros.
Muchos defraudan a sus amigos e incluso a sus padres, hermanos, cónyuges o hijos; y cada ofensa puede convertirse en un profundo dolor y en una herida que nunca cicatriza.
El rencor, la ira, la bronca afectan de manera negativa nuestras relaciones personales, nos transforman en seres aislados, amargados y además nos enferman.
¿El rencor está asociado a alguna herida, al dolor? ¿Cómo nos afecta el rencor? ¿Qué repercusiones puede tener el rencor en nuestra salud física y mental? ¿Y el perdón? ¿Qué significa perdonar? ¿Existen pasos, un camino para perdonar, para lograr la reconciliación?
Éstas y otras preguntas más compartimos con el padre Pablo Ardiles, Vicario Parroquial de la Parroquia "San Ramón Nonato" (26/3/2011) Lima 2050 – Bº Altos de General Paz
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