Evangelio segun San Mateo 25,14-30

viernes, 26 de agosto de
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En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes.
A uno le dio cinco monedas; a otro, dos; y a un tercero, una, según la capacidad de cada uno y luego se fue.
El que recibió cinco monedas fue enseguida a negociar con ellas y ganó otras cinco.
El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otras dos. En cambio, el que recibió una moneda hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se acercó el que había recibido cinco monedas y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco monedas me dejaste; aquí tienes otras cinco, que con ellas he ganado”.
Su señor le dijo:
“Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu Señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos monedas y le dijo:
“Señor, dos monedas me dejaste; aquí tienes otras dos, que con ellas he ganado”.
Su señor le dijo:
“Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu Señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido una moneda y le dijo:
“Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado.
Por esto tuve miedo y fui a esconder tu moneda bajo tierra.
Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Siervo malo y perezoso.Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso,lo recibiera yo con intereses? Quítenle la moneda y dénsela al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”».

 

Palabra de Dios

 

 




P. Fernando Goicochea, Salesiano Sacerdote.

 

El hombre que sale de viaje tiene cualidades muy bonitas, viste?
Es capaz de confiar, es justo y bueno.

Mira a cada persona en particular, uno por uno,
y con mucha atención va dando a cada uno
la cantidad  que puede gestionar.
Lo justo.
Ni más (para que no se sienta desbordado)
ni menos (para que no vaya a sentirse “subocupado”, diríamos hoy).
¡Qué atención “personalizada”!
Como nos gusta a nosotros,
que nos tengan en cuenta con nombre y apellido.

La confianza que les tiene es ciega:
“después partió”.
Los deja casi como si fueran los dueños
de unos bienes que por una parte son de gran valor,
y por otra queda bien claro
que sólo a él le pertenecen.
Se los deja “como” si fueran los dueños,
pero es sólo un préstamo.

Si miramos a los tres muchachos
(o chicas, no sabemos),
vemos dos actitudes diferentes:

dos se “hacen cargo” de la confianza que en ellos fue depositada.
Trabajan noche y día, y logran resultados.

El que estuvo flojo fue el que “se hizo el otro”:
acusa de exigente y de no haber sembrado,
a este señor tan bueno y generoso,
que le dio 21 kilos y medio de plata
(eso es un talento,
algo así como 100.000 pesos de los nuestros, en Argentina).

Te parece que no sembró?
Está mintiendo al decir eso.
Y con su mentira sobre cómo es el señor,
intenta -en realidad- esconder su maldad, su pereza y su inutilidad.
Digamos, desviar las miradas hacia afuera, cuando el problema está adentro…
Capaz que la raíz de tanto mal en su corazón,
es que se puso a mirar a los otros dos,
y empezó a comparar,
y le entró la envidia…

Será que tenemos que aprender
a mirar lo que hay,
lo que tenemos,
y no lo que no hay,
lo que quisiéramos tener?

Podemos “limpiar” el nombre de nuestro Padre Dios
que realmente es sumamente justo y bueno
en todo lo que hace,
y en cómo reparte talentos, dones, bienes y capacidades
a cada persona y a cada pueblo,
a cada comunidad y a cada institución
tanto de la Iglesia como de la Sociedad.
Nada en Él es malo.
Es puro Amor.
Que hoy podamos vivir
haciendo producir los talentos que recibimos,
y bendiciendo siempre a nuestro Padre
que confía tanto en nosotros.
Buen día!

 

 

Oleada Joven