Homilía Domingo XXII durante el año: “Dios no quita nada, lo da todo”

sábado, 27 de agosto de
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El Evangelio de hoy continúa la escena del Domingo pasado, pero hoy Dios redobla la apuesta de esta fe.

Escuchamos en la primera lectura la experiencia del profeta Jeremías: el Señor lo ha seducido, y él, se ha dejado seducir. Esto es motivo de burla y sufrimiento. En su misión, cerca de lograr que su pueblo vuelva al Dios, cada vez lo ve más perdido. Llega al punto de anunciar devastación y violencia, porque si el pueblo sigue así se va a destruir a sí mismo. Y en un momento de mucho dolor, porque amaba mucho a su pueblo, pretende dejar de denunciar, de profetizar pero no puede porque la Palabra de Dios le quema por dentro. Es que verdaderamente cuando Dios entra en nuestro corazón, cuando le abrimos el corazón a Dios, nos dejamos seducir por su misericordia, por su bondad y, sobre todo, por su amor que se hace proyecto para la humanidad, no podemos hacer otra cosa que vivir reorientados hacia Dios y su voluntad. Aún cuando este nos resulte difícil, traiga renuncias, implique sufrir a veces la burla y otras veces contrariedades, nos llena el corazón de tal manera que no podemos responder de otra forma. Señor nos has seducido y queremos dejarnos seducir.

Pedro debe dejarse seducir por el proyecto de Jesús, por los pensamientos de Dios. No es el éxito, el triunfo, el prestigio el que llenan y ganan la vida del hombre. Jesús nos enseña con su vida, que es el servicio y amor hasta dar la vida lo que llena de sentido y gana la vida del hombre. “El que quiera salvar su vida la perderá y el que pierda su vida, a causa de mí la encontrará”. Sí solamente renunciando a nuestros modos, criterios y pensamientos, al modelo-mentalidad de este mundo (2º lectura), vamos a encontrar la vida. Solo cargando la cruz del servicio, del compromiso, de la entrega de la vida, ofreciéndonos como hostias vivas (2º lectura), vamos a salvar la vida. Solo cuando nos jugamos por la causa de Jesús, la vida entra en una nueva dinámica. Dejate seducir por Dios.

Dios no quita nada, lo da todo. Cuando te invita renunciar es porque desea tu libertad. Cuando te invita a dar la vida, es porque en la entrega de la vida se gana la plenitud, no fuimos creados para ser entes aislados y autosuficientes sino para compartir la vida. Cuando te invita a cargar tu cruz es porque no quiere que la cargues sobre otros sino que te hagas cargo y asumas el sufrimiento como parte de la vida, sobre todo, el de la fe, la fidelidad, del compromiso y la entrega. Cuando te invita a seguirlo es porque es su modo, su estilo, sus criterios el que nos debe mover. No, como Pedro, nuestro modo de pensar y hacer las cosas. No, como Pedro, un puesto que nos creemos ganado. “Nuestros pensamientos no son los de Dios” Dejate seducir por Dios, dejate seducir por su proyecto, dejate seducir por el modo en que quiere que nos movamos. Dejate seducir para transformarte interiormente y renovar la mentalidad.

Como Iglesia nos tenemos que dejar seducir. Seducir por un estilo más fraterno y comunional. Seducir por la opción de Jesús por los pobres, excluidos, marginados. Seducir por el corazón apasionado de Jesús que no dejaba de manifestar a todos el amor del Padre. Seducir por el corazón de Jesús abierto a todos los hombres.          

 

Gabriel Ghione