Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó de seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."
Palabra de Dios
Reflexión: Monseñor Santiago Olivera | Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje
El texto que leemos seguramente es muy conocido por todos nosotros, y además el mismo Jesús lo explica en el texto de la parábola del sembrador, en el mismo capitulo 3 que hemos leído y que estamos comentando. El viernes va a ser el mismo Jesús que hará la explicación de la parábola. El sentido fundamental de la parábola es la certeza, la seguridad de la germinación, yo diría que es un llamado a la confianza.
Pero antes de compartir un poco sobre el tema de la parábola y la palabra, quería invitarlos, y me invito también, a sentarnos en la costa para contemplar a Jesús. Muchos lo siguieron dice el evangelio, muchos lo seguimos, y en ese sentarnos detengamos todo aquello que pueda hacer que la semilla se disperse o se pierda o que caiga al borde del camino, al borde del corazón, que no tenga suficiente tierra fértil para recibirla, para que de frutos… entonces los invito a que nos sentemos, que nos detengamos, detengamos las preocupaciones, abramos los oídos, abramos los ojos y contemplemos al maestro, escuchándolo con un corazón muy atento.
Porque muchas veces a la palabra la oímos a las apuradas y no dejamos que de frutos, porque somos oyentes olvidadizos y es clave que la palabra pueda ser asimilada y escuchada: “Felices aquellos que escuchan la palabra y la practican”. María, la Virgen María, cuando le anuncian que va ser madre del Salvador, es la primera que dialoga y dice "¿como puede ser esto?" Sin embargo habiendo escuchado lo que Dios le pide responde, “Hágase en mi Según Tu palabra” ; el mismo Jesús cuando ella lo busca entre los parientes.. Jesús dice "¿quien es mi madre, quienes son mis parientes o mis hermanos?", son aquellos que escuchan la palabra y la practican.
Por eso es muy importante dejarnos sembrar para que realmente demos frutos; detenernos para que esta palabra realmente penetre en nuestra vida. Y el Señor es optimista porque precisamente nos habla de aquella palabra que cae en tierra buena… Cuántas veces nos da pena o nos asusta cuando hay cristianos que se acobardan y no dan testimonio. Pero también nos da alegría cuando vemos que muchos cristianos que aun en nuestra realidad, en nuestra cultura, en los medios, en la política, se juegan realmente y dan testimonio, quiere decir que la palabra va fecundando y va dando fruto en la vida, ¿no?
Vamos a pedirle al Señor que nos renueve en la esperanza porque hay muy buena tierra, hay muchos jóvenes, muchos cristianos, muchos de ustedes que quieren ser fieles a la palabra… Entonces vamos a pedirle justamente al Señor que nos ayude a ser tierra fértil, y recemos para que siempre haya valientes testigos del evangelio que den el fruto que Dios quiere.