1.Bienaventurados los muchachos y las chicas que hacen de la vida una ofrenda, un deber y una oblación.
2. Bienaventurados los muchachos y las chicas que deciden su futuro orando, consultando y reflexionando.
3. Bienaventurados los muchachos y las chicas que postergan su noviazgo hasta consolidar su voluntad, disciplinar su afectividad y madurar su inteligencia.
4. Bienaventurados los muchachos y las chicas que optan por una carrera o un oficio para servir mejor a la comunidad.
5. Bienaventurada la juventud que se enamora de Cristo y quiere proclamar ese amor.
6. Bienaventurada la juventud que sufre cuando la Iglesia y el país padecen y se alegra cuando la Iglesia y la patria triunfan.
7. Bienaventurada la juventud que trabaja por la paz y la que tiene sed y hambre de justicia.
8. Bienaventurada la juventud que busca primero el Reino de Dios y lo demás lo considera añadidura.
9. Bienaventurada la juventud orante, penitente y eucarística.
10. Bienaventurada la juventud que prefiere perder el ojo, el brazo o el pie, si ese ojo, brazo o pie son ocasión de pecado.
11. Bienaventurada la juventud que es fría o caliente porque la tibia será vomitada por el Señor…”
Monseñor Zaspe.
Cuando leemos las bienaventuranzas, a simple vista podemos reconocer que ellas parecieran ubicar a las personas en situaciones de desventaja y debilidad. Pero ¿que significan verdaderamente para los cristianos? ¿qué nos quiso decir y enseñar Jesús a través de ellas?
Podemos decir que las bienaventuranzas constituyen la síntesís del evangelio, encierran el corazón de Cristo y nos revelan cómo es su amor. Nos invitan a vivir radicalmente el evangelio, haciendo presente aquí y ahora el anticipo del Reino.
Cuando Jesús dice “ bienaventurados los…” nos está enseñando cuál es y en qué consiste la verdadera felicidad. No quiere decir con esto que para ser felices debemos sufrir, llorar, y pasar por situaciones difíciles, sino que éstas son las situaiciones en donde nuestro corazón se transforma en tierra fértil; es el momento más propicio para que el Señor pueda sembrar en nosotros todos los dones con los que quiere hacerse presente en medio nuestro; ellas nos enseñan a ser humildes y a practicar la caridad. Es la experiencia de San Pablo expresada en 2 Cor 12,10 :”porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
Las bienaventuranzas pintan los corazones de los cristianos de un sentido distinto. Son camino de santidad y discipular para nosotros. Son situaciones de privilegio, según el mismo Jesucristo, porque nos muestran en qué consiste el amor infinito de Dios.
¿Qué significan para vos las bienaventuranzas y a qué te invitan? ¿Con cuál te sentis identificado?