Jugamos en el equipo de Jesús

 

Una verdadera fiesta se vivió el domingo desde las 10 de la mañana a las 18 horas, una jornada en donde el factor común fue la alegría, la participación y la fraternidad, en medio de la diversidad.

 

Una bandera argentina de grandes dimensiones, pelotas de fútbol colgadas del techo, millones de papelitos y camisetas con una “J” componían la escenografía del lugar, como un adelanto del mundial de fútbol. Además, los jóvenes se encontraron con la sorpresa de los integrantes del equipo de Jesús, títeres gigantes que aparecieron en el campo de juego: María lideraba el grupo con el número 1 en su camiseta; la seguían Jesús con la 10, y ocho jugadores más, entre ellos el cura Brochero, la Madre

 

Tránsito Cabanillas, San Pedro, el obispo Angelelli, la Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II… Cada uno de los participantes de la jornada llevaban en su pecho la “J” y en la espalda un 11. 

 

Divididos en grupos de 10  los jóvenes compartieron actividades tendientes a vincularlos con los sueños escondidos en lo hondo del corazón: “Vamos a soñar… imaginemos que tenemos todas las posibilidades del mundo… sueñen a lo grande, con plenitud… sin ataduras…vamos a escribir en una hoja, las 10 cosas que quisiéramos vivir antes de llegar a los 30 años” indicaba el animador de cada uno de los cientos de grupos, quienes animosamente tras la actividad, escribieron a modo de grafitti sus sueños en las paredes.

 

Después compartieron la imagen de Jesús como quien se animó y se jugó por sus sueños, transpirando la camiseta en el campo de juego del mundo.  También hubo un importante lugar para la oración frente a Jesús eucaristía, expuesto en cada uno de los pequeños grupos. 

 

A partir de las 16,30 comenzó la celebración eucarística presidida por Monseñor Carlos Ñañez, arzobispo de Córdoba, quien invitó a los jóvenes a preguntarse y a preguntarle a Jesús, como San Pablo “¿Señor, qué quieres que haga?”. También recordó el amor de Jesús buen pastor, capaz de dejar las 99 ovejas por ir en búsqueda de cada uno de nosotros. Durante la celebración todos los presentes oraron por los postulantes y aspirantes a cada una de las órdenes religiosas y movimientos de la diócesis, quienes con entusiasmo se colocaron frente al altar para recibir la bendición del obispo.    

 

 

25 de marzo 2010 Jornada Mundial de oración por las vocaciones