Erase una vez unos animalitos

lunes, 26 de septiembre de
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Había una vez unos animalitos, que se reunieron para formar un pueblo para protegerse, convivir y desarrollarse.

 

Estos animalitos, como cualquier ser vivo; nacían, crecían y se multiplicaban.

 

Rápidamente conformaron una población de muchos animalitos extendidos por toda la tierra. Estos animalitos no tenían gran inteligencia, ya que no les importaba desarrollarla, Aunque a lo largo de su historia surgieron algunos capaces de construir y pensar. Hasta hubo una parte del pueblo que reconoció la existencia de un ser superior, que debía ser benigno y bondadoso con el pueblo, pues entendían que les otorgó la vida. Había quien relataba haberse encontrado con el creador.

 

Pasaron muchas generaciones y las tradiciones y las creencias se afirmaron en el pueblo de los animalitos.

 

Pero tanto comenzaron a acelerar el ritmo de su desarrollo, que el trabajo, los objetos y las posesiones se volvieron todo para ellos.

 

Así llegó el tiempo que prácticamente solo trabajaban para tener sus cosas y sus cuevitas confortables. Su principal objetivo era vivir cómodos y disfrutar de lo que tenían. Les encantaba estar de fiesta y disfrutar. Los bienes y la diversión era su principal objetivo.

 

La noción de que había algo mas, algo distinto, una existencia diferente, se fue dejando de lado. Los que pensaban que algo o alguien les debía haber dado la vida eran rápidamente encasillados como “raros”.

 

Nuestros animalitos vivían su vida, con sus problemas y sus vivencias, que se volvieron mas dolorosos, mas complicados y aún aquellos que pensaban o creían en este bondadoso creador, empezaron a levantar sus extremidades al cielo reclamando.

 

Este caldo de cultivo dio origen a que empezaran a entrar ideas “novedosas” al pueblo. Hasta aquí todo el mundo siempre había seguido el ciclo de la vida. Se nacía, crecía, reproducía y moría. Era la ley natural. De a poco una gran inquietud dominó a muchos.

 

Ahora, otros animalitos hablaban de querer vivir para siempre, ser siempre jovenes, no tener crías que molestaban. Muchos animalitos se dejaban ganar por esa inquietud y se preguntaban cosas como:

 

¿Porqué debo respetar la tradición?, ¿qué sentido tiene vivir como nuestros abuelos?, ¿porqué no puedo hacer lo que me plazca, si soy dueño de mi mismo?, ¿si alguien nos creó, porque no se muestra y nos ilumina?.

 

Ante estas preguntas y otras mas, los mas aventurados decidieron “modernizarse” y empezaron a alejarse del cubil materno, vivir “solos” y no tener crías. Empezaron a relacionarse solo por placer, y a experimentar cosas nuevas.

 

Un día apareció uno que cansado de las típicas relaciones se buscó una pareja de su sexo. Luego fueron varios y por último buscaron imponer su criterio como “válido y moderno”, al son de tengo derecho y me siento bien así.

 

Las hembras, cansadas del maltrato y disminución que le hacían los machos, les ganó la inquietud también y manifestaron por sus derechos e independencia, bajo el lema

somos dueñas de nosotras y decidimos que hacer con nuestro cuerpo”

 

La inquietud aumentó y ganó a los animalitos ancianos que se aferraban a la vida con desesperación, aún a costa de los recursos del pueblo. Otros ya no querían sufrir los achaques de enfermedades y dolores y buscaban afanosamente los medios para conseguir una “muerte digna”.

 

El avance de esta “new age” parecía una ola arrolladora que destruía y “modernizaba” todo, al son de que uno mismo es el centro de todo.

 

Pero había muchos animalitos que no estaban de acuerdo. A algunos les molestaban estos cambios y solían quejarse entre dientes. La mayoría miraba los cambios con indiferencia, (hacer algo al respecto era arriesgado y mas valía no meterse).

 

Ya muy pocos buscaban mantener las tradiciones, sobre todo porque habían olvidado o no les preocupaba conocer porque habían surgido o existían.

 

El fin de los animalitos se veía venir. Al relativizar todo, cualquier especie se enfrenta a su extinción, simplemente porque pierde sentido la existencia propia y de la raza.

 

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Quien lea estas líneas innegablemente encontrará similitud con la historia humana. Si bien el cuento no hace referencia a hechos o acontecimientos resulta absolutamente cierta en su contexto.

 

El cuento de los animalitos es de final abierto, aunque no lo parezca.

 

Los animalitos tienen opción. Pueden seguir como venían y exponerse al olvido, (¿saben cuantas especies se han extinguido en nuestro planeta?). O decidirse por el respeto a las buenas costumbres, a saber que es tener Fé en un hacedor y hacerlo parte de su vida.

 

Roberto Marcelo Alvarez