Evangelio según San Lucas 9, 51-56

lunes, 26 de septiembre de
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Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le preguntaron:
«Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?»
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María

 

A partir de la negación  que tiene la gente de samaria para alojar a Jesús y a sus discípulos que narra el evangelio de Lucas de hoy, quisiera que meditemos y reflexionemos juntos queridos chicos y chicas, sobre el tema de nuestra libertad. Siempre decimos y sostenemos que la fe es una propuesta, es una invitación, nunca puede ser una imposición y que es una propuesta de Jesús dirigida a nuestra libertad, es una invitación que espera de nosotros una respuesta. En el evangelio tenemos muchos casos de gente, de personas, jóvenes, hombres y mujeres que le dicen que sí. Hoy tenemos el testimonio de una población que le dice que no; por distintas razones le dice que no.

 

También nosotros le podemos decir que sí a la invitación de Jesús o podemos decirle que no. Ese es el ministerio de nuestra libertad, lo lindo es que descubramos que nuestra libertad es verdaderamente liberada cuando Jesús entra en ella. La libertad más que un dato en sí, más que un algo que nosotros poseemos, dicen por ahí algunos documentos de nuestra iglesia, es una tarea, una conquista.

 

Nuestra verdadera aventura es llegar a ser verdaderamente libres, libres de nuestros condicionamientos internos, de nuestros condicionamientos históricos, de nuestros impulsos y también libres de muchos condicionamientos externos, culturales y sociales que tenemos y que el que verdaderamente nos da libertad es Jesús. Eso experimentamos cuando le decimos sí a Jesús, experimentamos una libertad tan grande que nos hace verdaderamente felices.

Que tengan una buena semana.


 

Oleada Joven