Evangelio según San Mateo 21, 33-43

jueves, 29 de septiembre de
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En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola:
«Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegado el tiempo de la cosecha, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo. Por último, les mandó a su propio hijo, pensando:
“A mi hijo lo respetarán”.
Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros:
“Éste es el heredero.Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia”.
Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?»
Ellos le respondieron:
«Dará muerte terrible a esos desalmados y alquilará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo».
Entonces Jesús agregó:
«¿No han leído nunca la Escritura que dice:
La Piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?”
Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos».

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Ariel Weimann Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Corrientes

 

Oleada Joven