Evangelio según San Lucas 10, 17-24

jueves, 29 de septiembre de
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En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
El les contestó:
«Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño.
Pero no se alegren de que los demonios se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo».
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo, y exclamó:
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».

 

Palabra de Dios

 

 


P. Guillermos Feldman Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes

 

Oleada Joven