Las Palabras de Jesús en el Evangelio de hoy se dan en el contexto de la última cena, momento donde Jesús nos abre su corazón y nos comparte cosas muy profundas de él, como por ejemplo el amor extremo que nos tiene. Ese amor que no se queda en palabras sino que es demostrado con gestos concretos como la Eucaristía y también el gesto del lavatorio de los pies.
Se dice que cuando uno ama de verdad lo demuestra. Y una de las formas que tiene el amor es la presencia. Por eso esta frase es muy verdadera: amar es estar. Cuando uno ama de verdad está, en las buenas y en las malas, está siempre.
Y Jesús está entre nosotros. Está en nuestro corazón, está en nuestra vida. Está sobre todo en los servidores, en los enviados. “Les aseguro que el que reciba al yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me envió”. Recibir a los enviados de Dios es recibir a Jesús. Al recibir a los misioneros, a los parroquianos, catequistas, miembros de grupos juveniles, y tantas personas… recibimos a Cristo que se acerca para darnos su palabra, sus gestos, sus servicios, su presencia.
¿Somos capaces de ver la presencia de Jesús en los misioneros o enviados? ¿Cómo los recibo? ¿Valoro la presencia y gestos de tantas personas que me traen la presencia de Jesús en mi vida?
Jesús está y siempre pone en nuestro camino personas maravillosas que nos llevan hasta él.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar